miércoles, 27 de noviembre de 2013

CATEDRAL DE SEGOVIA

Catedral de Santa María de Segovia

Catedral de Santa María de Segovia
Bien de Interés Cultural
3 de junio de 1931
RI-51-0000862
La-catedral-de-Segovia-desde-el-aire.jpg
Tipo Catedral
Advocación Santa María de la Asunción y San Frutos
Ubicación Bandera de Segovia.svg Segovia, Flag of Spain.svg España
Coordenadas 40°57′0.32″N 4°7′30.24″OCoordenadas: 40°57′0.32″N 4°7′30.24″O (mapa)
40° 57' 0.32", -4° 7' 30.24"
Uso
Culto Católico
Diócesis Segovia
Orden Clero secular
Arquitectura
Construcción 1525-1577
Estilo arquitectónico Gótico tardío
La Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos de Segovia, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia, es una catedral construida entre los siglos XVI y XVIII, de estilo gótico con algunos rasgos renacentistas. La catedral de Segovia es una de las catedrales góticas más tardías de España y de Europa, erigida en pleno siglo XVI (1525-1577), cuando en la mayor parte de Europa se difundía la arquitectura renacentista.

Historia

Fachada.
La catedral vista desde el alcázar.

Destruida la antigua Catedral de Santa María de Segovia en 1520 durante la Guerra de las Comunidades, por su cercanía al Alcázar, el claustro —obra de Juan Guas— y otros elementos fueron trasladados a este lugar. Comenzó su construcción en 1525 según las trazas de Juan Gil de Hontañón; fue financiada por el pueblo segoviano mediante aportaciones de los gremios y sisas del ayuntamiento.1
Posee una estructura en tres altas naves y girola, destacando sus hermosas ventanas de complicada y fina tracería calada así como la extraordinaria calidad de los numerosos vitrales. El interior muestra una notable unidad de estilo (gótico tardío), excepto en la cúpula de 1630 y presenta un aspecto imponente y sobrio. Sus bóvedas góticas se elevan a 30 metros de altitud y mide de ancho 50 metros y 109 de longitud. El crucero está cubierto con una cúpula finalizada por Pedro de Brizuela en el siglo XVII. La poderosa torre alcanza casi los 90 metros. El actual chapitel de piedra que corona la torre, data de 1614, erigido luego de un gran incendio originado por una tormenta eléctrica. El chapitel original enteramente gótico construido de madera de caoba americana, de estructura piramidal alcanzaba la mayor altura de España.
Entre las capillas destacan la del Santísimo Sancramento, con un magnífico retablo de José de Churriguera, así como las de San Andrés, con el tríptico flamenco del Descendimiento de Ambrosius Benson; y la del Descendimiento con extraordinario Cristo Yacente, de Gregorio Fernández. El retablo del altar mayor, obra de Francisco Sabatini, está dedicado a la Virgen de la Paz. Le adornan esculturas de los santos segovianos San Frutos, San Geroteo, San Valentín y Santa Engracia. El coro conserva la sillería gótica de la antigua catedral y está flanqueado por dos grandes órganos barrocos, del siglo XVIII. El Museo Catedralicio tiene notables obras artísticas de Pedro Berruguete, Sánchez Coello y Van Orley, entre otros, y el Archivo Catedralicio custodia, entre otros muchos, el Sinodal de Aguilafuente, primer libro impreso en España.

Exterior de la catedral

Interior de la catedral

En el interior se puede apreciar su estilo gótico tardío.

Nave central

Capilla Mayor

El actual altar fue mandado construir por Carlos III (1759-1788), con diseño de Francisco Sabatini (1722-1795). Se inició en 1768 y fue terminado en el 1775 en los talleres del Palacio Real de Madrid.
El retablo que ocupa el altar mayor es un conjunto mármoles de diversos colores y de bronces que recrean una estructura neoclásica.
Sobre un zócalo revestido de mármol negro veteado de blanco, se encuentra un pedestal, sobre el que se alza un retablo formado por dos cuerpos de diferentes alturas. El inferior de mayor tamaño con dos grandes columnas a cada lado de la hornacina central. En los intercolumnios dos grandes imágenes en blanco de San Frutos y San Geroteo obras de Adeba Pacheco. En la hornacina central se encuentra una imagen sedente de la Virgen de la Paz (siglo XIII) y que fue donada por el rey Enrique IV a la Catedral, aunque se cree que su propietario bien pudo ser el rey Fernando III el Santo. Actualmente esta imagen se encuentra recubierta de plata, trabajo realizado por Antonio Vendetti en 1775, así como el sitial sobre el que se asienta la imagen. En la parte superior del retablo, sobre la cornisa dos imágenes sentadas en color blanco, de San Valentín y Santa Engracia con las palmas del martirio, y en el centro del frontón el anagrama de la Virgen. En la cúspide una cruz entre ángulos.
Las rejas que cierran el Altar Mayor son obra barroca de Antonio de Elorza (1736) y fueron doradas por Miguel y José Borbúa de Segovia. Se encuentra decorada con azucenas, blasones y medallones en las cresterías.

Coro

Vista nocturna.
Situado frente al Altar Mayor, se cierra por una reja obra de Antonio Elorza de 1729. La silleria fue traída desde la antigua catedral, y colocada en 1558 por Juan Gil y Jerónimo de Amberes, y terminada en el año 1790 por Fermín Huici. Es de estilo gótico flamigero, de finales del siglo XV y fue mandada hacer por el obispo don Juan Arias Dávila.
La arquería que forma el respaldo de las sillas son arcos conopiales que a su vez encierran arcos rebajados que apoyan en larguisismas columnas. En la parte superior, la sillería se adorna con tracerias caladas. Hay asientos reservado a los reyes, más cercanos a la reja, para poder seguir los oficios divinos. Ambos asientos se encuentran rematados por dos pequeñas cupulas góticas. Sobre la silla episcopal el escudo de Juan Arias Dávila

Órganos

Capillas del lado norte

Capilla de la Piedad
La capilla de la Piedad, también conocida como capilla del Santo Entierro, fue fundada por Juan Rodríguez de Noreña, canónigo fabriquero de la propia catedral, quien encargó el retablo de la capilla a Juan de Juni, que realizó en 1571 una pieza similar al Entierro de Cristo que realizara a mediados del siglo XVI en Valladolid. Frente al altar mayor se conserva un lienzo que representa la duda del apóstol Santo Tomás, atribuido a Alonso Sánchez Coello.2
La reja que cierra el espacio, perteneció a la capilla mayor de la primitiva catedral de Santa María, y fue realizada en 1515 por el rejero Francisco de Salamanca. Se trata de una obra notable en su conjunto, y destacable por lo primoroso de sus detalles,3 y constituye una de las obras más características del autor, junto con las que realizó para el monasterio del Paular, la del sepulcro del Tostado en Ávila y los púlpitos de la catedral de Sevilla.4
Capilla de San Andrés
Fue fundada por Andrés de Madrigal, tesorero y canónigo de la catedral, que instituyó dos capellanías y dotó al espacio de reja y retablo.
La reja la inició en 1618 el rejero madrileño Francisco Hernández, de manera similar a la de la capilla de Santiago, con el escudo de armas del fundador en la parte superior. La traza del retablo es obra de Pedro de Brizuela en 1621, y su ejecución se debe a Juan de Alcelegui, Juan Imberto y Felipe de Aragón.5
Capilla de San Cosme y San Damián
Capilla de San Gregorio
Capilla de la Concepción
Retablo de la Inmaculada Concepción en la capilla de su nombre. La imagen de la Concepción fue tallada en 1621 por Antonio de Herrera Barnuevo.
Situada a los pies de la catedral y junto a la denominada puerta del Perdón, fue construida en 1531. Contiene bóveda de crucería de terceletes, decorada por Juan del Río en 1622 con símbolos de la Inmaculada Concepción. El cabildo catedralicio la cedió en patronato en 1645 al capitán Pedro Fernández de Miñano y Contreras, gobernador de Cádiz, caballero de la Orden de Santiago, capitán de la flota de la Plata al servicio de Felipe IV de España, para destinarla a panteón familiar.6
Destaca en ella una colección de obras del pintor flamenco y afincado en Sevilla Ignacio de Ries realizada en 1653, compuesta por el Árbol de la Vida, la Adoración de los Pastores, la Conversión de San Pablo, el Bautismo de Cristo, la Coronación de la Virgen y El rey David, que constituyen su mejor obra.2 Además, preside la capilla un retablo de madera policromada, que alberga en su espacio centrar una imagen de María Santísima de la Limpia Concepción, encargada por el cabildo a Antonio de Herrera Barnuevo, escultor de Felipe IV, en 1621.6
La verja que cierra la capilla fue realizada en Jerez de la Frontera en madera de caoba procedente de América por Francisco Jiménez, a finales de la primera mitad del siglo XVII.6

Capillas del lado sur

Capilla de San Blas
Capilla del Cristo Yacente
Capilla de Santa Bárbara
Capilla del Cristo del Consuelo
Capilla de Santiago
Fue la primera capilla de la catedral entregada a un civil, concedida por el Cabildo de Segovia en 1577 a Francisco Gutiérrez de Cuéllar, contador mayor de Felipe II y comendador de la Orden de Santiago, siendo la primera entregada a un civil.7
El retablo que preside la capilla es de estilo barroco, está dedicado al apóstol Santiago y es obra de Pedro de Bolduque en 1595, siendo el ejemplo más depurado de retablo bolduquiano, con una estructura clásica y una decoración influida por la obra de Gaspar Becerra. La policromía fue realizada por el pintor segoviano Alonso de Herrera, y el retrato del fundador contenido en el conjunto está atribuido a Alonso Sánchez Coello.8
Al lado derecho del retablo hay una puerta con jambas de granito, de la que arranca una escalera compuesta de quince peldaños, también de granito, que baja a una cripta, también denominada en algunos documentos como “sacristía”. Se trata de la única pieza excavada en el subsuelo de la catedral, y ya debía estar terminada en 1604, y fue proyectada por Rodrigo del Solar. Una vez abajo se localiza un rellano o vestíbulo desde el que se pasa a dos estancias. La de la derecha, larga y estrecha, está pavimentada con ladrillo, y los muros y bóveda están decorados con ángeles, en grisalla, portando los instrumentos de la Pasión. A la izquierda, y a través de tres escalones se localiza una estancia más desahogada, con la función de panteón familiar. Está iluminada por dos tragaluces abiertos al jardín del claustro, y en el muro de poniente hay un profundo rebaje, mientras que en de oriente una losa de granito incrustada hace las funciones de retablo, decorada con la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, que la humedad ha borrado casi por completo, excepto la imagen del Niño, de buena factura.7
Cierra la capilla una reja barroca datada en 1594, obra de Juan de Salamanca y decorada por Juan del Río, que fue modelo para las restantes de la catedral.
Capilla de San Antón
Fue concedida a Antonio Idiáquez Manrique, obispo de Segovia, con destino a panteón familiar. Conserva un retablo barroco ejecutado por José Vallejo Vivanco entre 1696 y 1697, y dedicado a San Antón, cuya imagen preside el conjunto, obra de Pedro Valle, quien también comenzó el sepulcro del prelado y que dejó sin terminar al morir. La imagen orante de Idiáquez, acompañado de un paje, fue realizada finalmente por el segoviano José Galbán, yerno de Juan Alonso de Villabrille y Ron. La efigie del santo titular fue estofada por Pedro Gutiérrez, y pintada por Matías de Ortega, y las pinturas se deben a Francisco Herranz.
Capilla del Sagrario
La capilla del Sagrario es simétrica a la capilla de San Antón, y se subdivide en dos espacios diferentes: por un lado la denominada capilla del Cristo de la Agonía, y por otro la capilla de los Ayala.2
Capilla del Cristo de la Agonía
Vista general de la capilla del Cristo de la Agonía.
La capilla del Cristo de la Agonía es la primera estancia de la capilla del Sagrario, y da acceso a la sacristía de la catedral. El espacio, de dos bóvedas de crucería, contiene una cajonería, y se reparten diferentes lienzos de varios obispos de Segovia por sus paredes.2
Dentro de los enseres más destacados de la capilla llama la atención el retablo cerámico realizado por Daniel Zuloaga para el Santísimo Cristo de la Agonía, un crucificado que fue donado por Ramona López de Ayala y del Hierro, madre del historiador Juan de Contreras y López de Ayala, marqués de Lozoya. La obra fue realizada en 1897 en la Fábrica de loza La Segoviana y constituye una de las obras más importantes que en su tiempo se fabricaron en cerámica. Completa el conjunto una reja, candelabros y lámparas de forja del rejero Ángel Pulido.2
Capilla de los Ayala

Capillas en la girola

Capilla de San Pedro
Capilla de San Ildefonso
Capilla de San Geroteo
Capilla de San Frutos
Capilla de San Antonio de Padua
Capilla de Nuestra Señora del Rosario
Capilla de San José
Capilla de San Antón

Vitrales

Vitral dedicado a la Virgen María en la Catedral de Segovia, obra de Francisco Herranz en el siglo XVII.
Los vitrales de la catedral son uno de los conjuntos más importantes del patrimonio vidriero español.9 El conjunto se compone de 65 piezas que se distribuyen en el tiempo en tres fases diferentes.
La primera fase corresponde al siglo XVI, conforma una de las series más importantes de vidrieras manieristas realizadas por el taller de los Pierres (Pierres de Holanda y Pierres de Chivarri, junto con Nicolás de Vergara, Nicolás de Holanda y Gualter de Ronch), y son uno de los grupos renacentistas más importantes de Europa.9
La segunda fase fue ejecutada en el siglo XVII por Francisco Herranz, quien realizó una programación teórica de las vidrieras en un manuscrito titulado Orden de las Ystorias que se han de poner en las vidrieras de la Yglesia Mayor de Segovia, conservado en el Archivo Catedralicio de Segovia. Este conjunto se compone de 33 piezas y es la fase más amplia. Finalmente, una tercera fase tuvo lugar en 1916, cuando se incluyeron siete vitrales para la capilla mayor realizados por la Casa Maumejean de Madrid.
Desde el año 2010 se encuentran en proceso de restauración integral a manos del vidriero segoviano Carlos Muñoz de Pablos, trabajos que tienen previsto extenderse hasta el año 2016.

Otras dependencias

Claustro

Sala capitular

Sacristía

Museo y archivo

Véase también

Referencias

  1. Ir a Cillanueva de Santos, Miguel Ángel: Cobros y pagos para la edificación de una catedral: Segovia 1524-1699, pág. 22.
  2. Ir a: a b c d e Gila y Fidalgo, Félix (1906). Guía y plano de Segovia. Segovia.
  3. Ir a Emilio Orduña Viguera (2010): Rejeros españoles, pp. 30.
  4. Ir a José Luis Espinel Marcos (1995): San Esteban de Salamanca: historia y guía (siglos XIII-XX), pp. 95.
  5. Ir a Juan de Vera (1950): La capilla de San Andrés en la catedral de Segovia, Instituto Diego de Colmenares.
  6. Ir a: a b c Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León. «Capilla de la Concepción y de los bienes que la integran. Catedral de Segovia».
  7. Ir a: a b Ruiz Hernando, José Antonio: Las trazas de la catedral de Segovia, pág. 50.
  8. Ir a Collar de Cáceres, Fernando (1999). «Sobre Pedro de Bolduque». Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte IX.
  9. Ir a: a b HOYESARTE.COM. «Admirar de cerca las vidrieras de la catedral de Segovia 500 años después». Consultado el 2 de noviembre de 2012.

CATEDRAL DE PALENCIA

Catedral de San Antolín de Palencia

Santa Iglesia Catedral de san Antolín de Palencia
Bien de Interés Cultural
2 de noviembre de 1929
RI-51-0000340
Monumento Histórico-Artístico
CatedralDePalencia20100118223855SAM 2600.jpg
Tipo Catedral
Advocación San Antolín
Ubicación Palencia, Flag of Spain.svg España
Coordenadas 42°0′40.86″N 4°32′14.16″OCoordenadas: 42°0′40.86″N 4°32′14.16″O (mapa)
Uso
Culto Católico
Diócesis Palencia
Orden Clero secular
Arquitectura
Construcción siglo XIV-siglo XVI
Estilo arquitectónico Visigodo, Románico, Gótico, Renacimiento
Escudo de España (mazonado).svg
Monumento Nacional
La Santa Iglesia Catedral Basílica de san Antolín, sede episcopal de la diócesis de Palencia, se encuentra en la ciudad del mismo nombre, en la comunidad autónoma de Castilla y León, España. Es un edificio de grandes proporciones: 130 metros de longitud, con una anchura de 50 metros en el crucero, más otros tantos del claustro y sala capitular; el ábside roza los 43 metros de altura. Está dedicada a san Antolín mártir, patrono de Palencia, parte de cuyas reliquias alberga.
Se trata de un templo de estilo predominantemente gótico, aunque conserva elementos anteriores, de época visigoda y románica, y elementos decorativos renacentistas, barrocos y neoclásicos. La construcción comenzó en el siglo XIV, siendo la única gran catedral castellana iniciada en esa centuria.1
El exterior carece de una fachada principal propiamente dicha y se presenta austero y macizo, situación que no refleja la grandeza de su interior, donde pueden verse más de veinte capillas de gran interés artístico e histórico.
Bóvedas de la nave central.
Remate de la fachada oeste.
La cripta de san Antolín.
Aunque la construcción de la catedral gótica duró desde el siglo XIV hasta el XVI, en realidad lo que hoy día se observa ha tardado casi catorce siglos en ser levantado, pues la parte más antigua de la Cripta de San Antolín data del siglo VII y hubo importantes obras y reformas en el siglo XX.
El elemento más reconocible al exterior es la torre, elevada y sobria, algo tosca teniendo en cuenta su pertenencia al estilo Gótico. Estudios recientes y excavaciones demuestran que fue torre de carácter militar en el pasado y tras cumplir esa función se le añadieron pináculos y espadaña como única decoración.
La planta de la catedral es de cruz latina y tiene la peculiaridad de contar con un crucero doble, por lo que también dispone de cinco puertas, formando así una planta en forma de cruz patriarcal. Esto es debido a que a mitad de la construcción se decidió sustituir el primitivo crucero por un segundo, más monumental. Ambos cruceros sólo se marcan en alzado y no sobresalen en planta.
Es llamada popularmente La bella desconocida. Fue el primer monumento del municipio de Palencia en ser declarado como Monumento Nacional, distinción que obtuvo el 3 de noviembre de 1929.2

Orígenes del edificio

En el solar donde ahora se halla la catedral hubo en la Antigüedad un templo de culto pagano. Ese templo se debió sustituir más tarde por otro paleocristiano. De ninguno de los dos queda memoria en el emplazamiento del edificio actual.
El vestigio más antiguo es el fondo de la Cripta de san Antolín, que es el resto de un edificio visigodo de mitad del siglo VII, construido con y sobre restos romanos.3
Restos visigodos de la cripta.
No se sabe con exactitud quién construyó esta parte. Se supone que tal vez se levantó en tiempos del rey Wamba para guardar las reliquias del mártir san Antolín, que este rey trajo desde Narbona en el 672, cuando era obispo Ascario.
Tras la dominación musulmana, en tiempos de Sancho III el Mayor se restauró la diócesis palentina en su antigua sede de la ciudad de Palencia.4 El rey encargó su organización al obispo Ponce (o Poncio) que gobernó desde 1035 a 1037. La diócesis necesitaba una sede, eligiéndose su ubicación en el mismo lugar que ocupaban las ruinas visigóticas, que fueron ampliadas y restauradas.
En 1035 y ante la presencia de Sancho el Mayor, de la corte y de varios obispos, se consagró el nuevo edificio con lo que quedó configurada la Cripta de san Antolín tal y como puede verse en la actualidad.5
Años después de esta restauración y probablemente en tiempos del obispo Raimundo (1148-1184), se edificó un nuevo templo en estilo Románico que fue consagrado en 1219, en tiempos del obispo Tello Téllez de Meneses (1208-1247). En documentos oficiales se denomina a este templo honestissima lapidum domus. Constaba de tres naves, varias capillas, una portada al oeste y una torre. Su cubierta era de madera. Tenía también un claustro y sala capitular. Los restos arquitectónicos que se conservan sirven para determinar su situación y sus dimensiones aproximadas. En la actual capilla mayor se mantienen columnas y capiteles que hacen pensar que aquella zona correspondería al ábside. También se guardan, procedentes de aquella catedral románica, algunos objetos litúrgicos y esculturas en piedra policromada, el sepulcro de doña Urraca (hija de Alfonso VII) y la mesa de altar de piedra que se apoya sobre columnas con capiteles de la capilla del Sagrario. La reja que sirve de puerta a la misma capilla es también románica.

La catedral gótica (1321-1516)

La catedral románica tuvo un siglo de existencia. Al cabo de esos cien años el obispo Don Gómez, de acuerdo con el cabildo, propuso levantar en el mismo lugar un nuevo edificio, al estilo del momento, el Gótico. Se supone que se tomó esta decisión por el mal estado en que se encontraría el edificio románico y por la necesidad de que Palencia tuviera una sede digna del prestigio que había tomado la diócesis.
El 1 de junio de 1321 se colocó la primera piedra ante la presencia del legado pontificio, cardenal Guillaume Pierre Godin, (obispo de Santa Sabina, Italia) y de varios obispos españoles. Ese año era obispo Juan II (1321-1325). Se desconoce el nombre del autor de las trazas, aunque por su obra se supone que era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las catedrales de Burgos y León. Está documentado el primer canónigo obrero o fabriquero, Juan Pérez de Acebes, que era prior de la abadía de Husillos y comendador.
Interior de la catedral.
Desde 1321 a 1516 se distinguen tres etapas constructivas:
  • La primera se extiende desde 1321 a 1426, en que se comienza la cabecera, con siete capillas absidales y girola. Las obras continuaron lentas a lo largo del siglo XIV.
  • La segunda comprende desde 1426 a 1486, cuando se construyen tres tramos de las naves, más la nueva capilla mayor y parte de la torre. Quedaron cerradas las bóvedas de la girola y se construyeron los dobles arbotantes y el triforio. A finales de este siglo se cambiaron los planes que se tenían desde el principio con respecto a la longitud del templo, con el proyecto de ampliarla un tramo más. Estos cambios se efectuarán en el siglo siguiente. Existe una bula de Inocencio VIII a fecha de 1486 que expresa que en esta fecha se hallaba todavía a la mitad de su construcción y descubierta casi toda, lo que puede llevar a pensar que la catedral románica no desapareció de una vez, sino que se fue derribando según avanzaban las obras.6
  • La tercera etapa va desde 1486 a 1516, bajo el mandato de los obispos fray Alonso de Burgos, fray Diego de Deza y Juan Rodríguez de Fonseca, con los arquitectos Bartolomé y Martín Solórzano, Juan de Ruesga, Juan Gil de Hontañón y Pascual de Jaén, que puso la última piedra cerrando las bóvedas de los pies. Fue la etapa más activa: se realizaron los cinco restantes tramos de las naves más el crucero, el claustro y la sala capitular.7

Maestros constructores, obispos y mecenas

Entre 1397 y 1415 las obras de la catedral recibieron un gran impulso bajo el obispado de Sancho de Rojas. Es cuando se termina la capilla mayor cerrando sus bóvedas y se procede a su decoración, sufragada por este obispo. A este le sucedieron en el episcopado Gutierre Álvarez de Toledo, desde 1426 a 1439 y Pedro de Castilla Eril desde 1440 a 1461. Durante el mandato de estos dos obispos tiene lugar la segunda etapa de construcción de que se ha tratado en la sección anterior.
Con Gutierre Álvarez dirige las obras como maestro mayor Isambart (llamado también Ysambert o Isabrante).8 Este obispo se ocupó de que las obras no decayeran y a tal efecto aprobó la creación de la Cofradía de san Antolín en 1432, de la que se recibirían donaciones importantes.
Torre catedralicia, y a su izquierda la llamada Puerta de los Novios.
Su sucesor, Pedro de Castilla, consiguió que se acelerase el ritmo de las obras. Bajo la dirección del maestro mayor Gómez Díaz se construyó la parte que comprendía desde la capilla mayor ya terminada hasta el crucero. Con esta ampliación se hizo realidad el proyecto de agrandar el espacio, cuyas proporciones iban a ser menores en un principio. De esta manera quedó la catedral diseñada con dos cruceros, el auténtico y más ancho que se sitúa entre la actual capilla mayor y el coro, y el falso crucero, más estrecho, que se extiende a continuación de lo que fue capilla mayor (hoy capilla del Sagrario).
Entre 1461 y 1469 tiene lugar el obispado de Gutierre de la Cueva. El maestro de obras sigue siendo Gómez Díaz que vuelve a edificar y termina la torre. A su muerte es contratado Bartolomé Solórzano, que será maestro mayor hasta comienzos del siglo XVI (1504) haciendo los planos y dirigiendo numerosas obras de ampliación durante los obispados de Diego Hurtado de Mendoza (1473-1485), fray Alonso de Burgos (1486-1499) y fray Diego de Deza Tavera (1500-1505). Estos dos últimos obispos dominicos fueron grandes impulsores y entusiastas y consiguieron un gran avance en la edificación de la catedral.
Con fray Alonso de Burgos comienza la tercera y última etapa del Gótico. Era un hombre inquieto, con grandes recursos para aportar soluciones y buscar medios para conseguir la culminación de las obras. Su mejor gestión fue conseguir del Papa el permiso para que el Cabildo de la catedral de Palencia pudiera destinar durante 35 años unas determinadas rentas con destino a las obras de la fábrica. Además legó millones de maravedíes para la catedral en general y para el comienzo de la construcción del claustro. Bajo su mandato se terminó el crucero (1497) y se dio un gran avance al siguiente tramo, avance que llegó casi hasta los pies del templo. El otro gran obispo dominico, Diego de Deza, contrató al maestro Martín Ruiz de Solórzano para la culminación del edificio; pero en 1505 el obispo es trasladado a Sevilla y el maestro Martín muere.
Fachada de San Juan y Portada de los Reyes.
Otro gran adelanto tuvo lugar gracias a Inés de Osorio, noble dama palentina que murió viuda y sin descendencia y dejó en su testamento una importante suma con la que se pudo finalizar las bóvedas del crucero y avanzar en otros espacios. Esta señora está enterrada en el lateral de la actual capilla del Sagrario, en un notable sepulcro, obra de Alonso de Portillo.
El siguiente obispo fue Juan Rodríguez de Fonseca, cuyo mandato duró casi 10 años, de 1505 a 1514. Fue un gran mecenas. Contrató al maestro constructor Juan de Ruesga, que se ocupó de las obras pendientes, y al maestro Juan Gil de Hontañón para la culminación del claustro. Antes de que los trabajos se terminaran, el Obispo fue trasladado a Burgos, así que el final de estos trabajos tuvo lugar bajo el mandato de Juan Fernández de Velasco, obispo desde 1514 a 1520, con el cierre de las bóvedas del claustro, sala capitular y otras del templo que aun quedaban, cuya última piedra fue colocada en 1516 por el maestro Juan de Jaén. Con esto se da por terminada la catedral gótica.

Obras hasta el siglo XX

Durante los siglos siguientes tuvieron lugar una serie de obras destinadas fundamentalmente a amueblar y embellecer el templo.
En el Renacimiento, los hermanos Corral de Villalpando decoran algunas capillas y bóvedas, destacando las filigranas que embellecen las claves de las bóvedas de la capilla mayor. El claustro bajo se reforma en el siglo XIX bajo el mandato del obispo Mollinedo y de 1884 a 1901 se producen restauraciones de varias capillas. Los arquitectos Ángel Cadano, M. González Rojas y Juan Agapito y Revilla restauran los arbotantes de la cabecera.
En el siglo XX tienen lugar obras en las cubiertas y crestería, siendo su arquitecto Jerónimo Arroyo. Fernando Chueca Goitia diseñó la portada de la fachada oeste, y a partir de 1998, se limpiaron y restauraron la torre, el ábside y las portadas, y se acondicionaron las cubiertas.
Fachada de San Antolín.

Siglo XXI

Durante los primeros años del siglo, las labores fundamentales se han centrado en la restauración, limpieza y conservación de diversos espacios de la catedral. Entre los trabajos más destacados, están:
  • La restauración de la fachada septentrional y girola.
  • La restauración de la capilla de los Reyes.
  • La restauración de la mitad oriental de la fachada meridional (hasta la Puerta de los Reyes). Años después se restauraría el resto de la fachada.
  • La restauración de la antigua capilla del Monumento.
  • Nueva iluminación.
  • Disposición y reposición de la vidriera central de la fachada oeste.
  • La más importante de las obras del siglo XXI ha sido, probablemente, la restauración del claustro. Se abrieron de nuevo los arcos (que habían sido cegados en el siglo XVIII), mejorando con ello las trazas de su estilo Gótico, se restauran las bóvedas, paredes y suelos y se abren al público espacios antes clausurados.

Exterior de la catedral

El exterior de la catedral se caracteriza por su sobriedad y desnudez, sólo rota por la riqueza de algunas de las portadas y el dinámico juego volumétrico del ábside. Las cinco puertas se distribuyen en las tres fachadas, y en el lado sur se alza la torre, de aspecto militar, entre dos de estas puertas. Desde el ingreso del crucero hasta los pies del edificio, la presencia del claustro ofrece al exterior una alta pared lisa con un solo vano como decoración externa.

Fachada occidental

Vista desde plaza de san Antolín.
Orientada hacia la orilla del río Carrión, en la plaza de San Antolín, tiene anexa la capilla del Monumento (siglo XVIII) que sobresale notablemente de la fachada.
La parte alta se cierra con un frontón en cuyo centro se abre un clásico rosetón. Este frontón equilátero está decorado con pináculos góticos y remata su vértice una cruz con el anagrama JHS. Dos gruesos contrafuertes recorren los laterales de la pared; entre ellos se abre una vidriera de colores azulados que representa la Anunciación. A pesar de su modernidad (data del año 2005) no rompe el estilo gótico de la catedral; este ventanal fue colocado para sustituir a una vieja vidriera en mal estado. El acceso es una puerta sencilla, en forma de edículo de estilo clasicista, obra de Fernando Chueca Goitia. Se conoce como puerta de San Antolín o de los Descalzos. Anexas a un lado de la fachada se encuentran la antesala y sala capitular (que guardan el tesoro del Museo catedralicio); sus muros exteriores están surcados de ventanales y contrafuertes que terminan en pináculos; otro espacio colindante corresponde al recinto de la biblioteca de la catedral.
La última reconstrucción de los remates en esta fachada, según las trazas primigenias, ha recuperado las pendientes originales de las cubiertas laterales de la Catedral, de modo que vuelven a verter las aguas de lluvia hacia sus lados, resolviendo definitivamente el problema de humedad.
A la izquierda, sobresaliendo de la fachada y coronada por una cúpula de pizarra, se encuentra la antigua capilla del Monumento, sencilla y austera en su exterior, de planta octagonal con vanos de medio punto.

Fachada septentrional

Fachada septentrional vista desde la plaza de Cervantes
Está orientada hacia la plaza de Cervantes, parque cuadrangular cruzado por dos calles diagonales que se unen formando una plazuela que contiene un Monumento a la Paz. La fachada es casi lisa, interrumpida solo por dos puertas, correspondientes al crucero y falso crucero. A lo largo de este muro se encuentran trasdosadas las sacristías que corresponden a las sucesivas capillas de la nave del Evangelio, lo que proporciona a la catedral tres alturas en este lado. A la izquierda, junto a la cabecera, se encuentra la Puerta de los canónigos. Hubo un tiempo en que se la llamó Puerta nueva por ser la última en construirse, sin contar con la del siglo XX de San Antolín. En las actas capitulares se dice que fue construida en 1762. Es una puerta de arco rebajado y sin ornamentación que da entrada al falso crucero. Frente a esta puerta se halla el Hospital de San Antolín y San Bernabé, cuya administración depende del Cabildo desde el siglo XII.
Hacia la derecha se encuentra el crucero principal, y en su parte baja la Puerta de los Reyes o de San Juan, muy decorada en estilo flamígero, aunque en parte degradada por la erosión al estar expuesta al lado norte del edificio. Encima de esta gran portada, tres imágenes de santos (en el centro el patrón de Palencia, san Antolín, y en los laterales sus compañeros de martirio, Juan y Almaquio). En el mainel y sobre una pilastra está la estatua de san Juan Bautista, deteriorada, que da su segundo nombre a la puerta. Es la única puerta de Palencia que posee un parteluz. Hoy en día esta puerta ha quedado cerrada al colocarse un altar en el interior de la catedral que se utiliza en las grandes ceremonias como las misas del Domingo de Ramos o del Corpus Christi.

Cabecera

Cabecera de la catedral.
La parte más antigua del templo catedralicio es la cabecera, que sigue fielmente los patrones del estilo Gótico clásico. Su esquema poligonal con absidiolos rasgados por grandes ventanales recuerda al de la catedral de León, aunque con una concepción aún más monumental si cabe. El juego de volúmenes y luces se enriquece con una minuciosa decoración de molduras, frisos de escamas, pináculos y tracerías. Entre los pináculos surgen extrañas gárgolas; se basan, como fuera costumbre en el Gótico, en temas relacionados con la muerte, el infierno y seres fantasmagóricos. Llama la atención la "gárgola del fotógrafo", un añadido moderno del arquitecto Jerónimo Arroyo; se trata de una curiosa imagen anacrónica muy popular entre los palentinos.

Fachada meridional

Se aprecia aquí una evolución de estilos, desde el gótico clásico de la girola pasando por el flamígero de las puertas y el renacentista del centro de la nave hasta el neoclásico del oeste, aunque guardando gran unidad todo el conjunto. Este lado se abre a la extensa plaza de la Inmaculada, y el edificio muestra dos portadas, la torre y el muro correspondiente al claustro.
Detalle del tímpano y las arquivoltas de la puerta del Obispo.
Desde el ábside, la primera portada que aparece es la llamada de El Salvador, o más usualmente de los Novios, con decoración sencilla, gótica, realizada en tiempos de los obispos Hurtado de Mendoza y Burgos, cuyos escudos pueden verse en el friso que está bajo la cornisa. El escudo del medio es el del cabildo. La puerta se compone de tres arquivoltas apuntadas, adornadas con elementos vegetales y follaje. Llama la atención el tímpano que, desprovisto de toda ornamentación, flanquea el portón.
Puerta del Obispo.
A continuación se levanta la torre catedralicia, una construcción militar prismática, muy sobria, con un hueco para la esfera del reloj y sencillos ventanales de medio punto en el cuerpo superior, culminando con dos arcos que se conforman como espadaña, uno grande y de medio punto sobre el que se asienta otro con arquitrabe, todo coronado con grandes pináculos. El primer cuerpo se cierra con bóveda de cañón apuntada, remodelada en el siglo XV.
A la izquierda, se encuentra la puerta más grande y decorada del templo: la del Obispo o de Santa María (siglos XV-XVI), en la actualidad bastante deteriorada por la erosión. Se comenzó en tiempos del obispo Hurtado de Mendoza; su decoración es algo más tardía, en tiempos del obispo fray Antonio de Burgos, y se terminó con Rodríguez de Fonseca. Consiste en un arco de medio punto rebajado, con cinco arquivoltas en forma de arco apuntado, y un guardapolvo muy decorado; las arquivoltas aparecen adornadas con motivos vegetales e historiados, y se apoyan en columnas, coronadas por apóstoles esculpidos en el siglo XVII; en el centro de la portada encontramos una imagen de la Virgen María, gótica, rodeada por dos vidrieras en forma de flor; el tímpano se enriquece con un conjunto de finos relieves con formas agrutescadas.
Por último y más a la izquierda se encuentra la pared exterior del claustro, animada por contrafuertes coronados por pináculos. El claustro posee una única puerta al exterior, cerrada con una verja de hierro. Sobre el claustro se aprecia el exterior de la unión de las naves con el crucero, con sus típicos arbotantes y vidrieras.

Interior de la catedral

Reja del coro.
Si el exterior de la catedral se caracteriza por la sobriedad de sus formas, el interior desprende la imagen contraria. El estilo Gótico florido se repite en todo el templo con variantes flamígeras, así como decoraciones renacentistas, platerescas y barrocas, estas últimas patentes en la gran cantidad de retablos, cuadros y tallas que encierran los muros de la seo.
La planta está dividida en tres naves de nueve tramos, sin contar el que corresponde al falso crucero, que es más estrecho y une el resto de los tramos con la girola. Las naves están separadas por pilares fasciculados sobre los que descansan los arcos apuntados y las bóvedas de crucería, características del Gótico. La estructura de estas bóvedas se va complicando desde la cabecera hacia los pies, testimonio de cómo iba avanzando las obras de construcción; así, los sencillos diseños de las bóvedas de los absidiolos y zonas adyacentes, que fue lo primero en ser construido, se van convirtiendo en bóvedas de crucería sexpartita y combadas a partir del crucero. El crucero mayor está situado en el sexto tramo, entre el coro y la capilla mayor, que se encuentra en la nave central ocupando lo siguientes dos tramos. La catedral dispone de un auténtico triforio practicable, aunque ciego al exterior. Recorre la nave central, el crucero y la cabecera, y se cierra con magníficas tracerías caladas.
La Cripta de san Antolín es un espacio muy importante dentro del edificio, tanto por el valor histórico como por su arquitectura que representa la época visigoda y protorrománica. Se encuentra en un nivel inferior en la nave central y se accede a él por una escalinata situada a los pies de las gradas del trascoro.
Las bóvedas que cierran el espacio están muy decoradas y se elevan hasta más de 30 metros de altura. De las vidrieras góticas y renacentistas que cerraban los ventanales son pocas las que subsisten, mostrándose algunas de ellas en el museo catedralicio. La mayoría de las existentes son de los siglos XIX y XX.

Nave del evangelio

En las paredes exteriores del presbiterio, en el primer paño, se encuentra el sepulcro de Rodrigo Enríquez, deán de esta catedral e hijo de los Almirantes de Castilla, muerto en 1465. El otro arco cobija un pequeño retablo dorado y policromado, con figuras en grisalla sobre oro, enmarcando una pintura sobre tabla representando La Aparición de Jesús Resucitado a su Madre, atribuida por unos a Alonso Berruguete y por otros a Juan de Villoldo. A su lado, una escultura en piedra policromada del siglo XVI representa a san Juan Evangelista.
En el segundo paño destaca el sepulcro del Abad de Husillos Francisco Núñez, obra del escultor Alejo de Vahía9 y realizado en 1501. El arco contiguo enmarca el retablo de Santa Apolonia, obra de Manuel Álvarez, de 1556. La escultura de la santa titular es una talla de piedra policromada del siglo XV. A su lado hay una escultura de san Juan Bautista, en piedra policromada del siglo XVI.
Las paredes exteriores del coro se corresponden con sus tramos cuarto y quinto y fueron construidas a costa del obispo Juan Rodríguez de Fonseca.
Dos pequeñas puertas de entrada al coro y al corredor alto, talladas en madera de nogal, se sitúan a ambos lados del altar del Cristo. Fueron hechas por Pedro de Guadalupe entre los años 1513 y 1519 y muestran los escudos del cabildo y de Fonseca y las cabezas de los apóstoles Pedro y Pablo en bajorrelieve. En el retablo pétreo de este tramo se encuentra el Cristo de las Batallas, imagen muy venerada en la ciudad, ante la que se encomendaban los soldados al partir a la guerra. Es una talla gótica de gran calidad e impactante patetismo, acentuado por la policromía.
El segundo tramo, de líneas y decoración plateresca, lleva en el centro un pequeño altar dedicado al Salvador, en arco de medio punto, cobijando en él la excelente figura del titular. Esta escultura, tallada en madera de nogal, dorada y policromada, fue realizada por Felipe Bigarny para ser colocada en al altar mayor. La posterior decisión del Cabildo, situando en el centro del retablo mayor la imagen de san Antolín, hizo que se ubicara definitivamente aquí.
La traza o diseño de este paño se atribuye a Diego de Siloé y se decora además con ocho esculturas en piedra policromada, representando a santos, reyes y fundadores, realizadas en torno al año 1500.

Nave de la epístola

Retablo pétreo de estilo plateresco, atribuido a Diego de Siloé, en la nave de la epístola.
Frente a la sacristía, en la pared de la capilla mayor, se encuentra el sepulcro de Diego de Guevara, Arcediano de Campos, realizado en 1509 por Alejo de Vahía.9
El espacio contiguo al trascoro está formado por un gran altar plateresco fechado en 1534, con trazas atribuidas a Diego de Siloé y nueve imágenes de piedra realizadas por Juan de Ruesga. Lleva columnas altas, con pilastras e impostas que delimitan las divisiones, y en el centro un arco rebajado y trilobulado. Preside la parte superior la imagen de San José sedente con el Niño, estando ocupadas el resto de las hornacinas por imágenes de diversas santas. La parte baja se encuentra ocupada por un pequeño retablo en madera dorada y policromada, llevando en su centro las esculturas, en piedra policromada, de San Pedro y San Pablo, de resabios gotizantes. En el remate del mismo, dos grupos escultóricos de pequeño tamaño, la Anunciación y el Nacimiento, obra rococó de Juan Manuel Becerril, fechada en 1769.
El espacio contiguo al crucero está formado por un arco gótico, análogo al situado en la nave del Evangelio, con los escudos de Fonseca y decorado con doseletes, cresterías y pinturas murales. Dentro del arco, en el centro, se sitúa el Altar de la Visitación, retablo de finales del siglo XV, con tablas pintadas al óleo, donado por el prior Juan Ayllón. Es una de las mejores piezas pictóricas de la catedral, destacando el magnífico estudio de la perspectiva, y el realismo de raigambre hispanoflamenca de las figuras. Es obra de un autor anónimo, conocido por el nombre de "Maestro de la Visitación de Palencia".10

Capillas

Las capillas la catedral se hallan ubicadas en la girola y en la nave norte. La nave sur carece de ellas porque da cobijo al espacio del claustro, al que se accede por dos puertas. En el centro y frontera al coro está la capilla mayor. La mayoría de las capillas guardan en su interior obras de arte de gran importancia y algunas están cerradas por rejas de gran calidad artística. La arquitectura de todas ellas es gótica, con bóvedas muy bellas.
Una vez terminadas las grandes y necesarias obras, el Cabildo ideó un plan de mantenimiento que resultó bastante provechoso. En cada capilla fundó un patronato cuyos miembros estaban obligados a unos ciertos y variados cumplimientos a cambio de determinados derechos.11
Las capillas tuvieron muchos capellanes a su servicio. Algunas eran privilegiadas al ser propietarias de fincas rústicas y urbanas que les permitían mantenerse enriquecidas y lujosas. Se conserva documentación de muchos de estos espacios pero no hay constancia de la mayoría de los artistas que trabajaron en su ornamentación porque la elección de los mismos estaba a cargo de los patronos o mecenas y el Cabildo sólo apuntaba en sus legajos lo concerniente a la parte económica y a las obras a realizar.
Las capillas en general disponen de bóvedas de gran altura; al construir la catedral se siguió un patrón que sacrificaba metros de claristorio (es por esto que las vidrieras de la seo no son muy grandes) pero que permitían elevar las naves secundarias para dar lugar a capillas y galerías laterales mucho más amplias que las de otras catedrales como la de León.
Retablo renacentista de la Capilla del Sagrario

Capillas centrales

Al contrario que la mayoría de catedrales que sólo disponen de una, la catedral de Palencia tiene, por decirlo de este modo, dos capillas mayores: La primera, situada en la cabecera es la antigua hoy llamada "del Sagrario", justo en frente se encuentra la pared que encierra la segunda capilla: la capilla mayor actual.

Capilla del Sagrario

La capilla del Sagrario (n.º 8 en el plano), está rodeada por la girola ocupando la parte central, tal y como correspondería a una capilla mayor. Esto se debe a que en origen este espacio estuvo ocupado por la primitiva capilla mayor de la catedral. Toma también los nombres de capilla de los Curas y capilla de la Parroquia. Como capilla del Sagrario, se hicieron en ella obras de remodelación entre 1415 y 1430. Es de gran audacia el trazado de la bóveda, con nervaduras colgantes. El retablo mayor es un interesante trabajo renacentista, en la órbita de Felipe Bigarny; lo preside una imagen de la Virgen, de estilo tardorrománico.
A mano izquierda según se entra se encuentra un arca de madera pintada con los restos mortales de la reina Urraca, hija de Alfonso VII de León y esposa del rey García Ramírez de Pamplona. En lugar preferente se encuentra el sepulcro de doña Inés de Osorio, quien legó en su testamentaría cuantiosos bienes para las obras de construcción de la catedral; al lado opuesto se aprecia una puerta cerrada por una reja de factura románica, uno de los escasos restos que se conservan de la antigua catedral.

Capilla mayor

A la izquierda en verde pueden verse los espacios correspondientes a las sacristías de las capillas. En el centro está configurada una perfecta cruz griega. Y si se observan los dos cruceros se aprecia la cruz patriarcal.
La capilla mayor ocupa los tramos séptimo y octavo de la nave central (nº 12 en el plano). La edificación de este tramo se llevó a cabo durante la segunda etapa (1426-1486) de las tres constructivas señaladas anteriormente. El espacio en un principio se había utilizado para coro conventual. En 1519 se trasladó la primitiva capilla mayor (que estaba en lo que ahora es capilla del Sagrario) a este lugar. Los dos tramos fueron rematados y cubiertos a finales del siglo XV. Unos años después, en 1526 y 1527, los hermanos Corral, artistas yeseros muy apreciados, decoraron los nervios de la bóveda, llevando la dirección de la obra el maestro yesero Jerónimo del Corral. Quedaron las claves ricamente decoradas; en las dos centrales se muestran los escudos de los obispos Pedro Gómez Sarmiento (1525-1534) y Pedro de Castilla Eril (1440-1461). El triforio fue realizado por Martín de Solórzano a finales del siglo XV.12
Se accede a la capilla a través de dos rejas de hierro forjado realizadas por Cristóbal de Andino, considerado en su época como el más ilustre de los rejeros españoles, que tenía su taller de trabajo en Burgos. La más grande de las dos da al crucero; fue hecha en 1520 bajo el patronazgo del obispo Antonio de Rojas y del deán Zapata. Consta de dos cuerpos, más crestería y un crucifijo en lo alto. Tiene como ornamentación florones y los escudos de los mecenas. La segunda reja es más pequeña y da a la nave sur, frente a la puerta de la sacristía. Está colocada en una puerta en esviaje o sesgada. Fue dorada por los hermanos Andrés y Alonso de Espinosa y colocada en 1531. Consta de dos cuerpos más crestería y está ricamente adornada con los bustos de san Antolín, san Pedro y san Pablo.
En la capilla se encuentran dos púlpitos que anteriormente estaban colocados en el zócalo de la reja del coro13 y que se trasladaron a este nuevo emplazamiento en 1607. Son de hierro forjado, realizados por Gaspar Rodríguez en 1563. Las esculturas de los tornavoces son de Gregorio Fernández y representan a las Virtudes. En las paredes laterales cuelgan magníficos tapices, cuatro en cada lado. Son de los talleres de Bruselas, de principios del siglo XVI, donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca.
La obra maestra de esta capilla es el retablo mayor, cuyas trazas fueron ejecutadas por Pedro de Guadalupe en 1504.
El tamaño de la capilla mayor queda reducido por la construcción anterior de la capilla del Sagrario. Es por esto por lo que, recientemente, en la parte izquierda del crucero se ha colocado un altar elevado sobre una tarima, que dejó inutilizada la puerta de los Reyes pero que permite disponer de espacio suficiente para grandes celebraciones. Sus bancos móviles se disponen hacia este altar o hacia la capilla mayor según convenga.
Retablo mayor
Retablo mayor de la catedral.
Es el ejemplar más temprano entre los retablos renacentistas de España, hecho a imitación del desaparecido que hubo en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid; circunstancia que, unida a la nómina de excelentes artistas que trabajaron en él, lo convierten en una pieza excepcional. Fue encargado por el obispo Diego de Deza para colocarlo en la primitiva capilla mayor. Encargó la obra al ensamblador Pedro de Guadalupe, entre 1504 y 1506. Trabajaron en él Felipe Vigarny en la parte escultórica y Juan de Flandes pintando las escenas de la vida de Jesús. Nunca llegó a montarse en aquella capilla, sino que se llevó a la capilla mayor nueva, la actual, cuando en 1519 el nuevo obispo Juan Rodríguez de Fonseca decidió su traslado.
Se hicieron entonces diferentes modificaciones para que su colocación estuviera acorde con las dimensiones del espacio. Algunas de las pinturas y relieves se desecharon al no encajar adecuadamente en la nueva estructura, vendiéndose algunas, como La Crucifixión, de Juan de Flandes, que se exhibe hoy en el Museo del Prado.
Destacan sobremanera en el conjunto las magníficas tablas de Juan de Flandes, que fueron sus últimas obras, y el Calvario de Juan de Valmaseda del remate; además de una Magdalena debida a Alejo de Vahía y el San Antolín, obra juvenil de Gregorio Fernández.14 Repartidas por la catedral se conservan otras piezas que, encargadas para este retablo, no se colocaron finalmente como estaba previsto.

Capillas radiales de la girola

Este espacio se divide en 5 tramos con 4 capilla hexagonales y una, la central, en octógono irregular. Se proyectaron además dos tramos irregulares a derecha e izquierda, que unen la girola con el falso crucero.15 De izquierda a derecha se encuentran situadas:

Capilla de san Miguel

Vidrieras de la capilla de san Miguel.
Llamada también "de san Isidro", por las dos imágenes de este santo que guarda. Preside la capilla (n.º 6 en el plano) un retablo renacentista de buena factura, con relieves en stiacciato de dos santos flanqueando la imagen titular, que pese al nombre de la capilla, es san Jerónimo penitente ante el crucifijo. Corona el retablo una pintura de la Asunción. Destacan asimismo en esta capilla un pequeño retablo plateresco dedicado a san Roque, de escuela palentina, mediados del siglo XVI, y un sepulcro pétreo, en arcosolio de arco apuntado, con bulto yacente vestido con ropajes eclesiásticos.

Capilla de Nuestra Señora la Blanca

Destaca en esta capilla (n.º 5 en el plano) la imagen de la titular, destacada escultura gótica del siglo XIV, realizada en alabastro, gemela de la que se conserva en la catedral de Toledo. Se aloja en un retablo muy posterior, neoclásico.

Capilla del Monumento

La capilla del monumento actual (n.º 4 en el plano) es la capilla central de la girola, de mayores dimensiones que las demás. En este espacio se reunía el Concejo de la ciudad. Se la conoció con los nombres de Corpus Christi, San Nicolás, Baptisterio y Santa Teresa, recibiendo el nombre actual cuando se trasladó el altar de plata que se usa como monumento en Semana Santa.
Presenta planta octogonal. La bóveda posee nervadura radial; del centro de la sala parten los nervios hacia los extremos de las paredes. En la clave de la bóveda está esculpida la imagen del Salvador.
Dispone de tres grandes vidrieras de gran calidad, de tonos azulados; datan del siglo XIX. Debajo de estos ventanales la pared está forrada de terciopelo rojo. Pero lo que más destaca es el monumento, chapado de plata sobredorada con tres partes bien diferenciadas: el frontal, que se adorna con el escudo del cabildo y dos jarrones de azucenas a los lados, el basamento, y una gradería sobre la que se alza el expositor eucarístico. Es una buena obra de orfebrería barroca, del siglo XVIII, obra del platero Andrés de Espetillo.16
La capilla se cierra con una fina verja de hierro forjado. Ésta es obra del taller de Juan Pascual e hijos, sito en El Burgo de Osma (Soria), como se puede observar en la inscripción de la cerradura.

Capilla de San José

Contrasta en esta capilla (n.º 3 en el plano) la pureza de las líneas góticas de su arquitectura, con lo moderno de la decoración. Está presidida por un cuadro de San José, obra del pintor Jacinto Gómez (s. XVIII), enmarcado en un altar de la misma época realizado en mármoles y jaspes de colores, todo ello de un severo Neoclasicismo.

Capilla de los Reyes o de San Pedro

La capilla de San Pedro (n.º 2 en el plano) es conocida familiarmente como capilla de los Reyes, por los tres relieves en yeso que la adornan con el tema de los Reyes Magos. Fue construida en el siglo XIV por artistas anónimos y reformada en el XVI por los hermanos Juan y Jerónimo Corral de Villalpando. Se encuentra situada en la girola, ocupando el primer lugar después del edículo, en el lado de la epístola. Es de planta hexagonal y se cubre con bóveda estrellada.
Decoración de yeserías de la capilla de los Reyes
En el año 1548, Gaspar Fuentes de la Torre,17 contrató la obra de reforma renacentista decorativa de la capilla con Juan del Corral, por un valor de 1.600 ducados. Don Gaspar murió en 1550, antes de que el Cabildo hubiera dado el permiso de patronazgo y el permiso de obras. Sus testamentarios, Gabriel de Salcedo (arcediano de Carrión de los Condes) y Francisco Carvajal (abad de Husillos) consiguieron dichos permisos el 3 de diciembre de 1550. En la yesería y en la tribuna de esta capilla constan las fechas de 1551 y 1552. Años más tarde se hizo cargo del patronazgo Jerónimo de Fuentes, terminándose la obra en 1569. En la cesión del patronazgo de 1550 el cabildo hace una serie de advertencias, entre las que destaca la obligación de mantener la advocación de san Pedro en la capilla.
Los supradichos añadidos renacentistas han llevado a esta capilla a ser quizás la más rica de la catedral y una de las más bellas. Tras un proceso de restauración que ha durado años, fue reabierta a principios del año 2008.
La principal ornamentación de la capilla es el trabajo de yesería policromada de los hermanos Corral que cubre tanto la bóveda como las paredes, sin dejar un espacio libre (horror vacui). En la cúpula y dentro de medallones pueden verse a los profetas Isaías, Balaam y David, acompañados de angelotes, escudos y grutescos. Los tres Reyes Magos ocupan un lugar destacado, dentro de marcos individuales limitados por columnas y en actitud de marcha. Los colores predominantes en estas yeserías son los azules, blancos y ocres. El zócalo es de azulejos de Talavera, detalle que se encuentra en otras capillas de la catedral.
El retablo de esta capilla es un trabajo renacentista, con la figura del san Pedro en la hornacina principal. Es obra de entalladores locales, siguiendo el estilo de Felipe Bigarny, aunque la Virgen del cuerpo superior ha sido atribuida a Juan de Balmaseda.

Edículos

Capilla del baptisterio

Ocupa esta capilla (n.º 7 en el plano) el estrecho espacio que permite la unión de la cabecera con el falso crucero, presentando una peculiar forma estrecha y alargada, con escasa iluminación. En el centro de la capilla se encuentra la pila bautismal, obra plateresca de sencilla decoración de querubines. En el testero de la capilla, un pequeño retablo con figuras de santos, obra renacentista de carácter popular, de seguidores de Alonso Berruguete.

Arco de san Martín

Es este el espacio (n.º 1 en el plano) gemelo del Baptisterio en la nave opuesta, y en este caso se encuentra tapiada su salida hacia la nave al hacer las funciones de sacristía. El espacio visible se configura como un pequeño altar-hornacina, con un relieve alusivo a san Martín (de ahí su nombre) en el remate, y un cuadro, buena copia del de Tiziano conservado en el Museo del Prado, que representa el Entierro de Cristo.

Coro

El coro (n.º 14 en el plano) se sitúa enfrente de la capilla mayor, a la que está unido por un espacio cerrado denominado Vía Sacra (n.º 13 en el plano). Cierra el coro una formidable reja, del siglo XVI, obra de Gaspar Rodríguez, con abundante decoración de raigambre plateresca, parcialmente policromada. Los pretiles de piedra que la sustentan muestran inscripciones alusivas a la visita del emperador Carlos V y el papa Adriano VI a la catedral en el transcurso del mismo año. El interior del coro aparece casi totalmente ocupado por la sillería capitular, de madera vista y estilo gótico. Los asientos y respaldos de la misma se enriquecen con tracerías gotizantes, de diferentes diseños, según un esquema muy sencillo. Destaca en el centro el asiento del obispo, flanqueado de doseletes y pináculos. A la derecha según se entra, elevado sobre la sillería, se encuentra el órgano catedralicio, obra de los organeros fray José de Echevarría y fray Domingo Aguirre; la trompetería se dispone en vertical y horizontal, a la manera hispana. La caja es obra barroca, con multitud de cabezas de ángeles y otra serie de menudas figurillas.

Trascoro

Vista general del trascoro.
Situado a los pies del templo (n.º 22 en el plano). El trascoro se levanta sobre cinco escaleras y es una excelente obra del Renacimiento español, de carácter tardogótico y plateresco, constituyendo sin duda una de las obras maestras de la catedral. Fue financiado por el obispo Fonseca y se sabe que en él trabajó Juan de Ruesga hacia el año 1513.
Cuajado de doseletes, encajes de piedra y hornacinas con figuras de santos, el trascoro se organiza a modo de suntuoso retablo pétreo, destacando en él los relieves del Martirio de san Ignacio de Antioquía y la Lactación san Bernardo, añadidos posteriormente y ambos obra del escultor barroco Francisco del Rincón. Remata el conjunto el escudo de los Reyes Católicos, una crestería de piedra y la estatua de san Antolín; dos puertas, talladas en madera con minuciosos relieves, permiten el acceso al coro catedralicio.
En el centro del trascoro se halla el políptico de los Siete Dolores de la Virgen, obra del maestro flamenco Jan Joest, quien retrata al comitente en la tabla central junto a la Virgen y san Juan, con fondo de un delicado paisaje. Las demás tablas muestran escenas de los Siete dolores de María, de quien el obispo Fonseca era gran devoto, con un refinado realismo y excelente sentido del color. Este políptico es uno de los conjuntos pictóricos más destacados de la pintura flamenca en España.
Enfrente del trascoro, se encuentra la escalera que da acceso a la cripta de san Antolín, y, cercano a la misma, el excelente púlpito, de madera sin policromar, obra de algunos de los más destacados discípulos de Alonso Berruguete, señalándose la intervención de Juan de Cambray y Francisco Giralte. Los relieves que lo decoran presentan fuertes concomitancias con los de Berruguete en la sillería de la catedral de Toledo.

Capillas de la nave norte

Vista del interior de la capilla de san Jerónimo.

Capilla de San Sebastián

El elemento más destacable de la misma (n.º 9 en el plano) es el monumental retablo, de traza escurialense y presidido por la imagen del titular, obra de gran calidad, probablemente debida a la gubia de Gregorio Fernández, cuyo estilo se hace presente en los pliegues duros y angulosos del paño que cubre al santo, en su teatral pose y en el veraz tratamiento anatómico.

Capilla de San Jerónimo

Ornamentada (n.º 10 en el plano) por un aparatoso retablo de madera dorada, de esbeltas columnas que recuerdan a las de los retablos de Alonso Cano, obra de mediados del siglo XVII, destaca en el mismo un relieve con el tema de Pentecostés, a modo de portezuela, que guarda en su interior una imagen de san Antolín con varias de sus reliquias.

Capilla de la Purísima

Retablo de traza churrigueresca, de principios del siglo XVIII, con pinturas sobre lienzo del pintor Diego Díaz Ferreras, y presidiendo el conjunto, Inmaculada del estilo de las de Gregorio Fernández, realizada por Mateo Sedano, discípulo suyo (n.º 15 en el plano).

Capilla de San Fernando

Retablo de la misma época que el de la capilla anterior, aunque de mejor arquitectura, y pinturas asimismo de Díaz Ferreras, representando historias de la vida del rey santo. Es destacable su imagen titular, por la curiosa iconografía, pues aparece el rey con los atributos de la monarquía, orbe y corona, y vestido de armadura con la espada en alto. Enfrente del retablo, sepulcro renacentista de don Álvaro de Salazar (n.º 16 en el plano).

Capilla de San Ildefonso

Retablo plateresco de la Capilla de San Ildefonso.
La capilla de San Ildefonso (n.º 18 del plano) fue dotada por Alonso Fernández de Madrid, el Arcediano del Alcor, fallecido en 1559 y aquí enterrado. La capilla tiene forma rectangular, ventanal ojival, bóveda decorada y reja de hierro forjado, todo ello obra del siglo XVI.
El retablo mayor, dedicado a San Ildefonso, es de estilo plateresco, obra de Juan de Balmaseda, realizada entre 1525 y 1549 en madera dorada y policromada, y en la que también pudo intervenir Diego de Siloé. Se compone de sotabanco, banco, cuerpo y ático, con tres calles verticales. En el centro del sotabanco destaca la figura de Cristo. En el banco se representan el Martirio de San Lorenzo, la Adoración de los Magos y el Martirio de San Jerónimo. El cuerpo presenta las escenas del Bautismo de Cristo bajo un tondo representando a san Pedro, la Imposición de la casulla a san Ildefonso en la parte central y el Martirio de san Juan Evangelista ante portam latinam bajo otro medallón con la imagen de san Pablo. Sorprende la cantidad de detalles en los relieves, así como su refinada ejecución. El conjunto se remata por un medallón con la Piedad bello y patético, y por un Calvario.
Son destacables también otros elementos artísticos de la capilla, como la puerta tallada de la sacristía, junto con el frontón triangular que la corona, representando al Padre Eterno.

Capilla de san Gregorio

Retablo plateresco de la Capilla de San Gregorio.
Es esta capilla (n.º 19 en el plano) una de las principales de la catedral desde el punto de vista artístico. El conjunto de retablos, sepulcro, azulejería de Talavera, e incluso la ventana, con una de las pocas vidrieras originales que se conservan, es un excelente muestrario de arte plateresco, llegado íntegro a nuestros días, a diferencia de otras capillas, que sufrieron cambios y reformas a lo largo del tiempo. En este caso, prácticamente todo data de mediados del siglo XVI. El retablo principal es una apreciable obra de la escuela palentina renacentista, profusamente dorado y policromado. Se compone de banco, dos cuerpos y ático, separados por pilastras planas con decoración agrutescada, de esquema muy similar al de otros ejemplares de la misma escuela; el relieve central presenta la Misa de san Gregorio, y los de las calles laterales, diversas historias sagradas, cobijadas por veneras.
Existe un segundo retablo, de menor tamaño, dedicado a los santos doctores Cosme y Damián, curioso por la violenta forma de describir uno de sus milagros. Es también obra plateresca, de cálida discreta, destacable sin embargo por la figura de san Matías que se sitúa en la pilastra principal. Se trata de una bella imagen, muy superior al resto, quizá procedente de otro retablo desmontado, y cuyo autoría se atribuye a Alonso Berruguete, que compone la figura con todas las características de su estilo, siendo una de las tallas más valiosas de la catedral.
Enfrente del retablo principal, un suntuoso retablo-sepulcro, del mismo estilo que el resto de la capilla, del canónigo Juan de Arce, cuya familia ostentó el patronazgo, y a cuya munificiencia se debe este espacio.

Capilla de santa Lucía

Retablo plateresco de la Capilla de Santa Lucía.
La capilla de santa Lucía (n.º 20 en el plano) se sitúa a los pies de la nave del Evangelio de la catedral, y fue realizada en el siglo XVI. En el centro se sitúa el retablo de Santa Lucía, de madera policromada y dorada, realizado en 1550 por seguidores de Manuel Álvarez, e instalado en esta capilla en 1582. Está compuesto de tres cuerpos, con numerosos relieves y esculturas. En la hornacina central del retablo se encuentra la imagen de la santa.
Esta capilla alberga además varias lápidas de enterramiento y dos sepulcros. En la pared oeste encontramos el sepulcro del canónigo Blas de la Rúa Bustamante, con una escultura de la Asunción de María, del siglo XVII. En el muro norte se ubica el sepulcro del opispo Buenaventura Moyano con un lienzo que representa Las Lágrimas de San Pedro, del siglo XVII.
Por último, una reja renacentista de hierro forjado y policromado, realizada en 1579 por Juan de Vitoria cierra la capilla.

Antigua capilla del Monumento

Se trata de un espacio (n.º 21 del plano) de forma octogonal, añadido en el siglo XVIII al cuerpo de naves, y que se trasdosa al exterior en forma de capilla casi exenta.
Tuvo las funciones de relicario y capilla del Monumento. El acceso desde la catedral se realiza desde un amplio arco de medio punto; el interior, muy luminoso, muestra un retablo-relicario, bóveda con yeserías, pinturas enmarcadas con yeserías en las paredes y el sepulcro del canónigo Juan de Herrera, todo ello formando un interesante conjunto de estilo rococó.

Claustro

Aspecto de la galería norte del claustro
Se accede al claustro (n.º 25 en el plano), que ocupa prácticamente toda la pared lindante con la nave de la Epístola, a través de dos portadas. Una es un diseño tardogótico, siglo XV, con arco apuntado de arquivoltas decoradas por menuda hojarasca. En el tímpano aparece una Virgen en Majestad, más antigua que la propia portada, del siglo XIII.
La otra portada presenta una inusual forma en esviaje, en estilo renacentista, con decoración de grutescos, candelieri, etc. Las hojas del portón están talladas con escenas de la vida de san Antolín, por discípulos de Alonso Berruguete, señalándose el nombre de Manuel Álvarez como posible artífice.
Las obras del claustro se iniciaron hacia 1439, a expensas de los obispos fray Alonso de Burgos y Juan Rodríguez de Fonseca. En 1503-1505 dirigía las obras del claustro Juan Gil de Hontañón, quien lo remató hacia el año 1516.
Se trata de un espacio cuadrado, con cuatro crujías techadas por bóvedas de crucería de nervios combados, de sencillo esquema tardogótico. Los nervios apean en pilares fasciculados ligeramente resaltados del muro. Hacia el interior del patio se abren arcos apuntados que debieron llevar, como es usual en estos casos, tracerías y maineles que dejaban pasar la luz. Tales arcos fueron inexplicablemente tapiados en el siglo XVII, cerrando las galerías. En una intervención reciente (años 1999-2000) se han vuelto a abrir los arcos ojivales dotándolos de tracerías de diseño moderno con resabios gotizantes.

Sala capitular

Adosada al claustro y de la misma época que éste, es una sala (n.º 17 en el plano) de dos tramos de altas bóvedas de crucería combadas, iluminada por tres ventanales. Consta que trabajó también aquí Juan Gil de Hontañón, en la primera década del siglo XVI.

Museo catedralicio

San Sebastián, de El Greco.
A diferencia de otras diócesis, que suelen unir el museo de la catedral al diocesano, en el caso de Palencia el Museo Diocesano se encuentra instalado en otro espacio, el antiguo Palacio del Obispo, de manera que aquí se conservan solamente obras procedentes de la propia catedral. Sus espacios se reparten entre el claustro, la sala capitular y otras dependencias. Entre las numerosas piezas de prácticamente todas las épocas y estilos, las más señeras son:
  • Una píxide esmaltada, románica, del siglo XIII.
  • Relieve del Descendimiento, de Felipe Vigarny, que lo esculpió para el retablo mayor, aunque nunca fue colocado.
  • Díptico del Calvario y la Piedad, excelente pintura de Pedro Berruguete.
  • Escultura de Santa Ana Triple, obra maestra de Alejo de Vahía, de hacia 1510.
  • Cáliz renacentista, siglo XVI, obra de orfebres germánicos, regalado por el emperador Carlos V a la catedral.
  • Los Desposorios de Santa Catalina, gran cuadro de altar obra de Mateo Cerezo, siglo XVII, muy similar a uno conservado en el Museo del Prado del mismo tema y autor.
  • Custodia procesional en plata, renacentista, obra de Juan de Benavente, 1585.
  • El Martirio de san Sebastián, obra firmada de El Greco, una de sus pinturas más destacadas, y sin duda la obra maestra de cuantas guarda la catedral.18

Tapices de la catedral

La catedral alberga varias series de tapices del siglo XVI de gran calidad e importancia histórica. Algunos se hallan colocados en los muros de la capilla mayor. La mayoría fue donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, con temas sobre el Antiguo y Nuevo Testamento y la Salve Regina. Otros pertenecieron al Doctor Arroyo, canónigo de Palencia y magistral de Valladolid. Proceden de los talleres de Bruselas y de los de Marche-Crétif, que era el tapicero de Francisco I de Francia.

Servicios de la catedral

La catedral presta una serie de servicios tales como:
  • Actos de difusión cultural: publicaciones, exposiciones y conciertos.
  • Archivo catedralicio, a cargo de la catedral y a disposición de los interesados y estudiosos. Dirigido por Santiago Francia Lorenzo, académico de la Institución Tello Téllez de Meneses.
  • Coro infantil.
  • Coral o Capilla de cantores.
  • Escuela-taller, cuyo cometido es la reparación y conservación del patrimonio del templo.
  • Obrador litúrgico, que tiene a su cargo la conservación y reparación de ropas litúrgicas y ornamentos.
  • Asociaciones varias, entre la que se encuentra la Escuela de acólitos.
  • Otros servicios: guías, cuidadores, conserjes, organista y campanero.

Otros datos

Gárgola.
  • Si se observa la girola por el exterior se puede encontrar una extraña gárgola: El fotógrafo. Data del siglo XIX: Jerónimo Arroyo, el arquitecto palentino que se encargó de restaurar la catedral, decidió colocarla en honor a un conocido suyo que falleció realizando unas fotos en el tejado de la catedral. Se cuenta que el que se coloque bajo esta estatua y pida un deseo le será concedido.
  • Sobre la tumba de Inés de Osorio, patrocinadora a su muerte de la finalización de la catedral, se encuentra un bulto yacente representándola, con su fiel criada a los pies; ésta tiene una coleta que según cuenta la tradición concede el deseo que se pide a quien tire de ella, en especial concede deseos a los estudiantes para tener una buena carrera.
  • En el museo catedralicio hay un cuadro de Carlos I pintado según las reglas de la anamorfosis, cuyo rostro es imposible de apreciar a simple vista; para verlo bien hay que mirarlo desde un agujero practicado en el lateral del marco.
  • En 1388 se celebró en la catedral la boda entre los infantes Enrique III de Castilla y Catalina de Lancáster, posteriormente reyes de Castilla.19 Existe una tradición que dice que una de las puertas de la catedral, llamada "de los Novios" se debe precisamente a este hecho histórico, suponiendo que fue la que utilizaron para acceder al templo. La nota curiosa es que fueron los primeros en ser nombrados Príncipes de Asturias, así que podemos decir que en la catedral palentina se creó el título de Príncipe de Asturias para el heredero al trono castellano.
  • La catedral recibe el sobrenombre de La bella desconocida y es, junto con el Cristo del Otero, el símbolo de Palencia.

Véase también

Notas

  1. Ir a Las grandes catedrales castellanas, como León, Burgos o Toledo se iniciaron en el siglo XIII; véase la obra: Apuntes Palentinos: La catedral de Palencia. V.V.A.A. Confederación española de cajas de ahorros, 1983.
  2. Ir a Revuelta González, Manuel (1999), La recuperación de la conciencia artística en Palencia, Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, N.º 70 , pags. 359-384, ISSN 0210-7317
  3. Ir a Las excavaciones realizadas en los últimos tiempos en plazuelas y alrededores de la catedral han puesto de manifiesto restos de construcciones romanas que coinciden con el nivel de la cripta
  4. Ir a Es en este momento cuando la tradición sitúa la leyenda del rey Sancho y su hallazgo del cuerpo de San Antolín.
  5. Ir a La cripta tenía otras dependencias adosadas, para servicios y otros usos, según se ha podido constatar al levantar el pavimento con el objeto de hacer unas reformas en la catedral y ver parte de sus cimientos.
  6. Ir a Quadrado, José Mª: Recuerdos y Bellezas de España (1861).
  7. Ir a Para la evolución cronológica y obras de la catedral consultar La arquitectura gótica en la ciudad de Palencia (1165-1516), Palencia 1989 y La catedral de Palencia, Palencia 1988 de Rafael Martínez.
  8. Ir a De este arquitecto se tiene poca noticia. Se sabe que estuvo relacionado con maese Carlín, arquitecto gótico que trabajó en Cataluña y en Sevilla. Según el arquitecto Agapito y Revilla, su nombre como maestro de la catedral de Palencia aparece en una lista de presos en un libro de acuerdos del Ayuntamiento de esta ciudad. Referencias sobre este maestro en Notas acerca de Ysambart, maestro mayor de la catedral de Palencia y Las catedrales de España de A. García Flores y J.C. Ruiz Souza, Alcalá de Henares 1977
  9. Ir a: a b ARA GIL, Clementina Julia, En torno al escultor Alejo de Vahía (1490-1510), Sever-Cuesta, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1974.
  10. Ir a El "Maestro de la Visitación" en el Museo del Prado
  11. Ir a Casi siempre estos derechos consistían en poder enterrarse en la capilla y poder dejar constancia para la posteridad con escudos familiares y otros símbolos.
  12. Ir a Este maestro realizó en la misma época la bóveda del crucero.
  13. Ir a Allí han quedado como recuerdo las puertecillas laterales por las que se subía a la plataforma.
  14. Ir a Iconografía del santo en la Catedral, incluyendo esta obra
  15. Ir a Torres Balbás, arquitecto y arqueólogo español, opina que se trata de una obra poco hábil que rompe la armonía arquitectónica. Por su parte el historiador y arqueólogo español Díaz Pinés considera que se trata de un modelo medieval bastante difundido y que debió en este caso pertenecer a la traza palentina original
  16. Ir a Andrés de Espetillo, platero
  17. Ir a Arcediano de Campos y abad perpetuo de Lebanza
  18. Ir a VVAA:Catálogo de la Exposición "Memorias y esplendores". Fundación Las edades del hombre, 1999, ISBN: 978-84-88265-86-9
  19. Ir a Gil González Dávila: Historia de la vida y hechos del rey don Henrique tercero de Castilla, cap. II.