Catedral de San Antolín de Palencia
La
Santa Iglesia Catedral Basílica de san Antolín, sede
episcopal de la
diócesis de Palencia, se encuentra en la
ciudad del mismo nombre, en la
comunidad autónoma de
Castilla y León,
España.
Es un edificio de grandes proporciones: 130 metros de longitud, con una
anchura de 50 metros en el crucero, más otros tantos del
claustro y
sala capitular; el
ábside roza los 43 metros de altura. Está dedicada a
san Antolín mártir, patrono de Palencia, parte de cuyas
reliquias alberga.
Se trata de un templo de estilo predominantemente
gótico, aunque conserva elementos anteriores, de época
visigoda y
románica, y elementos decorativos renacentistas, barrocos y neoclásicos. La construcción comenzó en el
siglo XIV, siendo la única gran catedral castellana iniciada en esa centuria.
1
El exterior carece de una fachada principal propiamente dicha y se
presenta austero y macizo, situación que no refleja la grandeza de su
interior, donde pueden verse más de veinte capillas de gran interés
artístico e histórico.
Bóvedas de la nave central.
Remate de la fachada oeste.
La cripta de san Antolín.
Aunque la construcción de la catedral gótica duró desde el siglo XIV
hasta el XVI, en realidad lo que hoy día se observa ha tardado casi
catorce siglos en ser levantado, pues la parte más antigua de la
Cripta de San Antolín data del
siglo VII y hubo importantes obras y reformas en el
siglo XX.
El elemento más reconocible al exterior es la torre, elevada y
sobria, algo tosca teniendo en cuenta su pertenencia al estilo Gótico.
Estudios recientes y excavaciones demuestran que fue torre de carácter
militar en el pasado y tras cumplir esa función se le añadieron
pináculos y
espadaña como única decoración.
La planta de la catedral es de cruz latina y tiene la peculiaridad de
contar con un crucero doble, por lo que también dispone de cinco
puertas, formando así una planta en forma de
cruz patriarcal.
Esto es debido a que a mitad de la construcción se decidió sustituir el
primitivo crucero por un segundo, más monumental. Ambos cruceros sólo
se marcan en alzado y no sobresalen en planta.
Es llamada popularmente
La bella desconocida. Fue el primer monumento del municipio de Palencia en ser declarado como
Monumento Nacional, distinción que obtuvo el
3 de noviembre de
1929.
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Orígenes del edificio
En el solar donde ahora se halla la catedral hubo en la Antigüedad un
templo de culto pagano. Ese templo se debió sustituir más tarde por
otro
paleocristiano. De ninguno de los dos queda memoria en el emplazamiento del edificio actual.
El vestigio más antiguo es el fondo de la Cripta de san Antolín, que es el resto de un edificio visigodo de mitad del
siglo VII, construido con y sobre restos
romanos.
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Restos visigodos de la cripta.
No se sabe con exactitud quién construyó esta parte. Se supone que tal vez se levantó en tiempos del
rey Wamba para guardar las
reliquias del mártir
san Antolín, que este rey trajo desde
Narbona en el
672, cuando era obispo
Ascario.
Tras la dominación musulmana, en tiempos de
Sancho III el Mayor se restauró la
diócesis palentina en su antigua sede de la ciudad de Palencia.
4 El rey encargó su organización al obispo
Ponce (o Poncio) que gobernó desde
1035 a
1037.
La diócesis necesitaba una sede, eligiéndose su ubicación en el mismo
lugar que ocupaban las ruinas visigóticas, que fueron ampliadas y
restauradas.
En
1035 y
ante la presencia de Sancho el Mayor, de la corte y de varios obispos,
se consagró el nuevo edificio con lo que quedó configurada la Cripta de
san Antolín tal y como puede verse en la actualidad.
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Años después de esta restauración y probablemente en tiempos del
obispo Raimundo (1148-1184), se edificó un nuevo templo en estilo
Románico que fue consagrado en
1219, en tiempos del obispo
Tello Téllez de Meneses (
1208-
1247). En documentos oficiales se denomina a este templo
honestissima lapidum domus.
Constaba de tres naves, varias capillas, una portada al oeste y una
torre. Su cubierta era de madera. Tenía también un claustro y sala
capitular. Los restos arquitectónicos que se conservan sirven para
determinar su situación y sus dimensiones aproximadas. En la actual
capilla mayor se mantienen columnas y capiteles que hacen pensar que
aquella zona correspondería al ábside. También se guardan, procedentes
de aquella catedral románica, algunos objetos litúrgicos y esculturas en
piedra policromada, el sepulcro de doña Urraca (hija de
Alfonso VII)
y la mesa de altar de piedra que se apoya sobre columnas con capiteles
de la capilla del Sagrario. La reja que sirve de puerta a la misma
capilla es también románica.
La catedral gótica (1321-1516)
La catedral románica tuvo un siglo de existencia. Al cabo de esos
cien años el obispo Don Gómez, de acuerdo con el cabildo, propuso
levantar en el mismo lugar un nuevo edificio, al estilo del momento, el
Gótico. Se supone que se tomó esta decisión por el mal estado en que se
encontraría el edificio románico y por la necesidad de que Palencia
tuviera una sede digna del prestigio que había tomado la diócesis.
El
1 de junio de
1321 se colocó la primera piedra ante la presencia del legado pontificio, cardenal
Guillaume Pierre Godin, (obispo de Santa Sabina,
Italia) y de varios obispos españoles. Ese año era obispo Juan II (
1321-
1325).
Se desconoce el nombre del autor de las trazas, aunque por su obra se
supone que era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las
catedrales de
Burgos y
León. Está documentado el primer canónigo obrero o fabriquero, Juan Pérez de Acebes, que era prior de la abadía de
Husillos y comendador.
Desde
1321 a
1516 se distinguen tres etapas constructivas:
- La primera se extiende desde 1321 a 1426, en que se comienza la cabecera, con siete capillas absidales y girola. Las obras continuaron lentas a lo largo del siglo XIV.
- La segunda comprende desde 1426 a 1486,
cuando se construyen tres tramos de las naves, más la nueva capilla
mayor y parte de la torre. Quedaron cerradas las bóvedas de la girola y
se construyeron los dobles arbotantes y el triforio.
A finales de este siglo se cambiaron los planes que se tenían desde el
principio con respecto a la longitud del templo, con el proyecto de
ampliarla un tramo más. Estos cambios se efectuarán en el siglo
siguiente. Existe una bula de Inocencio VIII a fecha de 1486
que expresa que en esta fecha se hallaba todavía a la mitad de su
construcción y descubierta casi toda, lo que puede llevar a pensar que
la catedral románica no desapareció de una vez, sino que se fue
derribando según avanzaban las obras.6
- La tercera etapa va desde 1486 a 1516, bajo el mandato de los obispos fray Alonso de Burgos, fray Diego de Deza y Juan Rodríguez de Fonseca, con los arquitectos Bartolomé y Martín Solórzano, Juan de Ruesga, Juan Gil de Hontañón
y Pascual de Jaén, que puso la última piedra cerrando las bóvedas de
los pies. Fue la etapa más activa: se realizaron los cinco restantes
tramos de las naves más el crucero, el claustro y la sala capitular.7
Maestros constructores, obispos y mecenas
Entre
1397 y
1415 las obras de la catedral recibieron un gran impulso bajo el obispado de
Sancho de Rojas.
Es cuando se termina la capilla mayor cerrando sus bóvedas y se procede
a su decoración, sufragada por este obispo. A este le sucedieron en el
episcopado
Gutierre Álvarez de Toledo, desde
1426 a
1439 y
Pedro de Castilla Eril
desde 1440 a 1461. Durante el mandato de estos dos obispos tiene lugar
la segunda etapa de construcción de que se ha tratado en la sección
anterior.
Con Gutierre Álvarez dirige las obras como maestro mayor
Isambart (llamado también Ysambert o Isabrante).
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Este obispo se ocupó de que las obras no decayeran y a tal efecto
aprobó la creación de la Cofradía de san Antolín en 1432, de la que se
recibirían donaciones importantes.
Torre catedralicia, y a su izquierda la llamada Puerta de los Novios.
Su sucesor, Pedro de Castilla, consiguió que se acelerase el ritmo de
las obras. Bajo la dirección del maestro mayor Gómez Díaz se construyó
la parte que comprendía desde la capilla mayor ya terminada hasta el
crucero. Con esta ampliación se hizo realidad el proyecto de agrandar el
espacio, cuyas proporciones iban a ser menores en un principio. De esta
manera quedó la catedral diseñada con dos cruceros, el auténtico y más
ancho que se sitúa entre la actual capilla mayor y el coro, y el falso
crucero, más estrecho, que se extiende a continuación de lo que fue
capilla mayor (hoy capilla del Sagrario).
Entre
1461 y
1469 tiene lugar el obispado de
Gutierre de la Cueva. El maestro de obras sigue siendo Gómez Díaz que vuelve a edificar y termina la torre. A su muerte es contratado
Bartolomé Solórzano, que será maestro mayor hasta comienzos del
siglo XVI (
1504) haciendo los planos y dirigiendo numerosas obras de ampliación durante los obispados de
Diego Hurtado de Mendoza (
1473-
1485), fray Alonso de Burgos (
1486-
1499) y fray Diego de Deza Tavera (
1500-
1505). Estos dos últimos obispos
dominicos fueron grandes impulsores y entusiastas y consiguieron un gran avance en la edificación de la catedral.
Con
fray Alonso de Burgos comienza la tercera y última etapa
del Gótico. Era un hombre inquieto, con grandes recursos para aportar
soluciones y buscar medios para conseguir la culminación de las obras.
Su mejor gestión fue conseguir del Papa el permiso para que el Cabildo
de la catedral de Palencia pudiera destinar durante 35 años unas
determinadas rentas con destino a las obras de la fábrica. Además legó
millones de
maravedíes para la catedral en general y para el comienzo de la construcción del claustro. Bajo su mandato se terminó el crucero (
1497) y se dio un gran avance al siguiente tramo, avance que llegó casi hasta los pies del templo. El otro gran obispo dominico,
Diego de Deza, contrató al maestro
Martín Ruiz de Solórzano para la culminación del edificio; pero en
1505 el obispo es trasladado a Sevilla y el maestro Martín muere.
Fachada de San Juan y Portada de los Reyes.
Otro gran adelanto tuvo lugar gracias a
Inés de Osorio, noble
dama palentina que murió viuda y sin descendencia y dejó en su
testamento una importante suma con la que se pudo finalizar las bóvedas
del crucero y avanzar en otros espacios. Esta señora está enterrada en
el lateral de la actual capilla del Sagrario, en un notable sepulcro,
obra de
Alonso de Portillo.
El siguiente obispo fue
Juan Rodríguez de Fonseca, cuyo mandato duró casi 10 años, de
1505 a
1514. Fue un gran mecenas. Contrató al maestro constructor
Juan de Ruesga, que se ocupó de las obras pendientes, y al maestro
Juan Gil de Hontañón
para la culminación del claustro. Antes de que los trabajos se
terminaran, el Obispo fue trasladado a Burgos, así que el final de estos
trabajos tuvo lugar bajo el mandato de
Juan Fernández de Velasco, obispo desde
1514 a
1520,
con el cierre de las bóvedas del claustro, sala capitular y otras del
templo que aun quedaban, cuya última piedra fue colocada en
1516 por el maestro
Juan de Jaén. Con esto se da por terminada la catedral gótica.
Obras hasta el siglo XX
Durante los siglos siguientes tuvieron lugar una serie de obras destinadas fundamentalmente a amueblar y embellecer el templo.
En el Renacimiento, los hermanos
Corral de Villalpando
decoran algunas capillas y bóvedas, destacando las filigranas que
embellecen las claves de las bóvedas de la capilla mayor. El claustro
bajo se reforma en el siglo XIX bajo el mandato del obispo Mollinedo y
de
1884 a
1901 se producen restauraciones de varias capillas. Los arquitectos
Ángel Cadano, M. González Rojas y
Juan Agapito y Revilla restauran los arbotantes de la cabecera.
En el siglo XX tienen lugar obras en las cubiertas y crestería, siendo su arquitecto
Jerónimo Arroyo.
Fernando Chueca Goitia diseñó la portada de la fachada oeste, y a partir de
1998, se limpiaron y restauraron la torre, el ábside y las portadas, y se acondicionaron las cubiertas.
Siglo XXI
Durante los primeros años del siglo, las labores fundamentales se han
centrado en la restauración, limpieza y conservación de diversos
espacios de la catedral. Entre los trabajos más destacados, están:
- La restauración de la fachada septentrional y girola.
- La restauración de la capilla de los Reyes.
- La restauración de la mitad oriental de la fachada meridional (hasta
la Puerta de los Reyes). Años después se restauraría el resto de la
fachada.
- La restauración de la antigua capilla del Monumento.
- Nueva iluminación.
- Disposición y reposición de la vidriera central de la fachada oeste.
- La más importante de las obras del siglo XXI ha sido, probablemente,
la restauración del claustro. Se abrieron de nuevo los arcos (que
habían sido cegados en el siglo XVIII),
mejorando con ello las trazas de su estilo Gótico, se restauran las
bóvedas, paredes y suelos y se abren al público espacios antes
clausurados.
Exterior de la catedral
El exterior de la catedral se caracteriza por su sobriedad y
desnudez, sólo rota por la riqueza de algunas de las portadas y el
dinámico juego volumétrico del ábside. Las cinco puertas se distribuyen
en las tres fachadas, y en el lado sur se alza la torre, de aspecto
militar, entre dos de estas puertas. Desde el ingreso del crucero hasta
los pies del edificio, la presencia del claustro ofrece al exterior una
alta pared lisa con un solo vano como decoración externa.
Fachada occidental
Vista desde plaza de san Antolín.
Orientada hacia la orilla del
río Carrión, en la plaza de San Antolín, tiene anexa la capilla del Monumento (siglo XVIII) que sobresale notablemente de la fachada.
La parte alta se cierra con un
frontón en cuyo centro se abre un clásico
rosetón. Este frontón equilátero está decorado con
pináculos góticos y remata su vértice una cruz con el anagrama
JHS. Dos gruesos
contrafuertes recorren los laterales de la pared; entre ellos se abre una
vidriera de colores azulados que representa la
Anunciación. A pesar de su modernidad (data del año
2005)
no rompe el estilo gótico de la catedral; este ventanal fue colocado
para sustituir a una vieja vidriera en mal estado. El acceso es una
puerta sencilla, en forma de edículo de estilo clasicista, obra de
Fernando Chueca Goitia. Se conoce como
puerta de San Antolín o de
los Descalzos.
Anexas a un lado de la fachada se encuentran la antesala y sala
capitular (que guardan el tesoro del Museo catedralicio); sus muros
exteriores están surcados de ventanales y contrafuertes que terminan en
pináculos; otro espacio colindante corresponde al recinto de la
biblioteca de la catedral.
La última reconstrucción de los remates en esta fachada, según las
trazas primigenias, ha recuperado las pendientes originales de las
cubiertas laterales de la Catedral, de modo que vuelven a verter las
aguas de lluvia hacia sus lados, resolviendo definitivamente el problema
de humedad.
A la izquierda, sobresaliendo de la fachada y coronada por una cúpula
de pizarra, se encuentra la antigua capilla del Monumento, sencilla y
austera en su exterior, de planta octagonal con vanos de medio punto.
Fachada septentrional
Fachada septentrional vista desde la plaza de Cervantes
Está orientada hacia la plaza de Cervantes, parque cuadrangular
cruzado por dos calles diagonales que se unen formando una plazuela que
contiene un
Monumento a la Paz. La fachada es casi lisa,
interrumpida solo por dos puertas, correspondientes al crucero y falso
crucero. A lo largo de este muro se encuentran trasdosadas las
sacristías que corresponden a las sucesivas capillas de la nave del
Evangelio, lo que proporciona a la catedral tres alturas en este lado. A
la izquierda, junto a la cabecera, se encuentra la Puerta de los
canónigos. Hubo un tiempo en que se la llamó
Puerta nueva
por ser la última en construirse, sin contar con la del siglo XX de San
Antolín. En las actas capitulares se dice que fue construida en
1762. Es una puerta de
arco rebajado
y sin ornamentación que da entrada al falso crucero. Frente a esta
puerta se halla el Hospital de San Antolín y San Bernabé, cuya
administración depende del Cabildo desde el
siglo XII.
Hacia la derecha se encuentra el crucero principal, y en su parte baja la
Puerta de los Reyes o de
San Juan, muy decorada en estilo
flamígero,
aunque en parte degradada por la erosión al estar expuesta al lado
norte del edificio. Encima de esta gran portada, tres imágenes de santos
(en el centro el patrón de Palencia, san Antolín, y en los laterales
sus compañeros de martirio, Juan y Almaquio). En el
mainel
y sobre una pilastra está la estatua de san Juan Bautista, deteriorada,
que da su segundo nombre a la puerta. Es la única puerta de Palencia
que posee un
parteluz.
Hoy en día esta puerta ha quedado cerrada al colocarse un altar en el
interior de la catedral que se utiliza en las grandes ceremonias como
las misas del
Domingo de Ramos o del
Corpus Christi.
Cabecera
La parte más antigua del templo catedralicio es la cabecera, que
sigue fielmente los patrones del estilo Gótico clásico. Su esquema
poligonal con absidiolos rasgados por grandes ventanales recuerda al de
la
catedral de León,
aunque con una concepción aún más monumental si cabe. El juego de
volúmenes y luces se enriquece con una minuciosa decoración de molduras,
frisos de escamas, pináculos y tracerías. Entre los pináculos surgen
extrañas gárgolas; se basan, como fuera costumbre en el Gótico, en temas
relacionados con la muerte, el infierno y seres fantasmagóricos. Llama
la atención la "gárgola del fotógrafo", un añadido moderno del
arquitecto
Jerónimo Arroyo; se trata de una curiosa imagen anacrónica muy popular entre los palentinos.
Fachada meridional
Se aprecia aquí una evolución de estilos, desde el gótico clásico de la
girola pasando por el flamígero de las puertas y el renacentista del centro de la
nave
hasta el neoclásico del oeste, aunque guardando gran unidad todo el
conjunto. Este lado se abre a la extensa plaza de la Inmaculada, y el
edificio muestra dos portadas, la torre y el muro correspondiente al
claustro.
Desde el ábside, la primera portada que aparece es la llamada de
El Salvador, o más usualmente
de los Novios,
con decoración sencilla, gótica, realizada en tiempos de los obispos
Hurtado de Mendoza y Burgos, cuyos escudos pueden verse en el
friso que está bajo la cornisa. El escudo del medio es el del cabildo. La puerta se compone de tres
arquivoltas
apuntadas, adornadas con elementos vegetales y follaje. Llama la
atención el tímpano que, desprovisto de toda ornamentación, flanquea el
portón.
A continuación se levanta la torre catedralicia, una construcción
militar prismática, muy sobria, con un hueco para la esfera del reloj y
sencillos ventanales de medio punto en el cuerpo superior, culminando
con dos
arcos que se conforman como
espadaña, uno grande y de medio punto sobre el que se asienta otro con
arquitrabe, todo coronado con grandes pináculos. El primer cuerpo se cierra con
bóveda de cañón apuntada, remodelada en el siglo XV.
A la izquierda, se encuentra la puerta más grande y decorada del templo: la del
Obispo o de
Santa María
(siglos XV-XVI), en la actualidad bastante deteriorada por la erosión.
Se comenzó en tiempos del obispo Hurtado de Mendoza; su decoración es
algo más tardía, en tiempos del obispo fray Antonio de Burgos, y se
terminó con Rodríguez de Fonseca. Consiste en un arco de medio punto
rebajado, con cinco arquivoltas en forma de
arco apuntado, y un
guardapolvo
muy decorado; las arquivoltas aparecen adornadas con motivos vegetales e
historiados, y se apoyan en columnas, coronadas por apóstoles
esculpidos en el siglo XVII; en el centro de la portada encontramos una
imagen de la Virgen María, gótica, rodeada por dos vidrieras en forma de
flor; el
tímpano se enriquece con un conjunto de finos relieves con formas
agrutescadas.
Por último y más a la izquierda se encuentra la pared exterior del
claustro, animada por contrafuertes coronados por pináculos. El claustro
posee una única puerta al exterior, cerrada con una verja de hierro.
Sobre el claustro se aprecia el exterior de la unión de las naves con el
crucero, con sus típicos
arbotantes y vidrieras.
Interior de la catedral
Si el exterior de la catedral se caracteriza por la sobriedad de sus
formas, el interior desprende la imagen contraria. El estilo Gótico
florido se repite en todo el templo con variantes flamígeras, así como
decoraciones renacentistas, platerescas y barrocas, estas últimas
patentes en la gran cantidad de retablos, cuadros y tallas que encierran
los muros de la seo.
La planta está dividida en tres naves de nueve tramos, sin contar el
que corresponde al falso crucero, que es más estrecho y une el resto de
los tramos con la girola. Las naves están separadas por pilares
fasciculados sobre los que descansan los arcos apuntados y las
bóvedas de crucería,
características del Gótico. La estructura de estas bóvedas se va
complicando desde la cabecera hacia los pies, testimonio de cómo iba
avanzando las obras de construcción; así, los sencillos diseños de las
bóvedas de los
absidiolos
y zonas adyacentes, que fue lo primero en ser construido, se van
convirtiendo en bóvedas de crucería sexpartita y combadas a partir del
crucero. El crucero mayor está situado en el sexto tramo, entre el coro y
la capilla mayor, que se encuentra en la nave central ocupando lo
siguientes dos tramos. La catedral dispone de un auténtico
triforio
practicable, aunque ciego al exterior. Recorre la nave central, el
crucero y la cabecera, y se cierra con magníficas tracerías caladas.
La Cripta de san Antolín es un espacio muy importante dentro del
edificio, tanto por el valor histórico como por su arquitectura que
representa la época visigoda y protorrománica. Se encuentra en un nivel
inferior en la nave central y se accede a él por una escalinata situada a
los pies de las gradas del trascoro.
Las bóvedas que cierran el espacio están muy decoradas y se elevan
hasta más de 30 metros de altura. De las vidrieras góticas y
renacentistas que cerraban los ventanales son pocas las que subsisten,
mostrándose algunas de ellas en el museo catedralicio. La mayoría de las
existentes son de los siglos XIX y XX.
Nave del evangelio
En las paredes exteriores del
presbiterio, en el primer paño, se encuentra el sepulcro de
Rodrigo Enríquez, deán de esta catedral e hijo de los
Almirantes de Castilla, muerto en
1465. El otro arco cobija un pequeño retablo dorado y policromado, con figuras en
grisalla sobre oro, enmarcando una pintura sobre tabla representando
La Aparición de Jesús Resucitado a su Madre, atribuida por unos a
Alonso Berruguete y por otros a
Juan de Villoldo. A su lado, una escultura en piedra policromada del siglo XVI representa a san Juan Evangelista.
En el segundo paño destaca el
sepulcro del Abad de Husillos Francisco Núñez, obra del escultor
Alejo de Vahía9 y realizado en
1501. El arco contiguo enmarca el retablo de
Santa Apolonia, obra de
Manuel Álvarez, de
1556.
La escultura de la santa titular es una talla de piedra policromada del
siglo XV. A su lado hay una escultura de san Juan Bautista, en piedra
policromada del siglo XVI.
Las paredes exteriores del coro se corresponden con sus tramos cuarto y quinto y fueron construidas a costa del obispo
Juan Rodríguez de Fonseca.
Dos pequeñas puertas de entrada al coro y al corredor alto, talladas en madera de
nogal, se sitúan a ambos lados del altar del Cristo. Fueron hechas por
Pedro de Guadalupe entre los años
1513 y
1519
y muestran los escudos del cabildo y de Fonseca y las cabezas de los
apóstoles Pedro y Pablo en bajorrelieve. En el retablo pétreo de este
tramo se encuentra el
Cristo de las Batallas, imagen muy venerada
en la ciudad, ante la que se encomendaban los soldados al partir a la
guerra. Es una talla gótica de gran calidad e impactante patetismo,
acentuado por la policromía.
El segundo tramo, de líneas y decoración plateresca, lleva en el
centro un pequeño altar dedicado al Salvador, en arco de medio punto,
cobijando en él la excelente figura del titular. Esta escultura, tallada
en madera de nogal, dorada y policromada, fue realizada por
Felipe Bigarny para ser colocada en al altar mayor. La posterior decisión del Cabildo, situando en el centro del retablo mayor la imagen de
san Antolín, hizo que se ubicara definitivamente aquí.
La traza o diseño de este paño se atribuye a
Diego de Siloé
y se decora además con ocho esculturas en piedra policromada,
representando a santos, reyes y fundadores, realizadas en torno al año
1500.
Nave de la epístola
Retablo pétreo de estilo plateresco, atribuido a
Diego de Siloé, en la nave de la epístola.
Frente a la sacristía, en la pared de la capilla mayor, se encuentra el
sepulcro de Diego de Guevara, Arcediano de Campos, realizado en
1509 por Alejo de Vahía.
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El espacio contiguo al trascoro está formado por un gran altar plateresco fechado en
1534, con trazas atribuidas a Diego de Siloé y nueve imágenes de piedra realizadas por
Juan de Ruesga.
Lleva columnas altas, con pilastras e impostas que delimitan las
divisiones, y en el centro un arco rebajado y trilobulado. Preside la
parte superior la imagen de
San José sedente con el Niño, estando
ocupadas el resto de las hornacinas por imágenes de diversas santas. La
parte baja se encuentra ocupada por un pequeño retablo en madera dorada
y policromada, llevando en su centro las esculturas, en piedra
policromada, de
San Pedro y
San Pablo, de resabios gotizantes. En el remate del mismo, dos grupos escultóricos de pequeño tamaño, la
Anunciación y el
Nacimiento, obra rococó de
Juan Manuel Becerril, fechada en
1769.
El espacio contiguo al crucero está formado por un arco gótico,
análogo al situado en la nave del Evangelio, con los escudos de Fonseca y
decorado con
doseletes, cresterías y pinturas murales. Dentro del arco, en el centro, se sitúa el
Altar de la Visitación, retablo de finales del siglo XV, con tablas pintadas al óleo, donado por el prior
Juan Ayllón.
Es una de las mejores piezas pictóricas de la catedral, destacando el
magnífico estudio de la perspectiva, y el realismo de raigambre
hispanoflamenca de las figuras. Es obra de un autor anónimo, conocido
por el nombre de "Maestro de la Visitación de Palencia".
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Capillas
Las capillas la catedral se hallan ubicadas en la girola y en la nave
norte. La nave sur carece de ellas porque da cobijo al espacio del
claustro, al que se accede por dos puertas. En el centro y frontera al
coro está la capilla mayor. La mayoría de las capillas guardan en su
interior obras de arte de gran importancia y algunas están cerradas por
rejas de gran calidad artística. La arquitectura de todas ellas es
gótica, con bóvedas muy bellas.
Una vez terminadas las grandes y necesarias obras, el Cabildo ideó un
plan de mantenimiento que resultó bastante provechoso. En cada capilla
fundó un patronato cuyos miembros estaban obligados a unos ciertos y
variados cumplimientos a cambio de determinados derechos.
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Las capillas tuvieron muchos capellanes a su servicio. Algunas eran
privilegiadas al ser propietarias de fincas rústicas y urbanas que les
permitían mantenerse enriquecidas y lujosas. Se conserva documentación
de muchos de estos espacios pero no hay constancia de la mayoría de los
artistas que trabajaron en su ornamentación porque la elección de los
mismos estaba a cargo de los patronos o mecenas y el Cabildo sólo
apuntaba en sus legajos lo concerniente a la parte económica y a las
obras a realizar.
Las capillas en general disponen de bóvedas de gran altura; al
construir la catedral se siguió un patrón que sacrificaba metros de
claristorio
(es por esto que las vidrieras de la seo no son muy grandes) pero que
permitían elevar las naves secundarias para dar lugar a capillas y
galerías laterales mucho más amplias que las de otras catedrales como la
de
León.
Retablo renacentista de la Capilla del Sagrario
Capillas centrales
Al contrario que la mayoría de catedrales que sólo disponen de una,
la catedral de Palencia tiene, por decirlo de este modo, dos capillas
mayores: La primera, situada en la cabecera es la antigua hoy llamada
"del Sagrario", justo en frente se encuentra la pared que encierra la
segunda capilla: la capilla mayor actual.
Capilla del Sagrario
La
capilla del Sagrario (n.º 8 en el plano),
está rodeada por la girola ocupando la parte central, tal y como
correspondería a una capilla mayor. Esto se debe a que en origen este
espacio estuvo ocupado por la primitiva capilla mayor de la catedral.
Toma también los nombres de
capilla de los Curas y
capilla de la Parroquia.
Como capilla del Sagrario, se hicieron en ella obras de remodelación
entre 1415 y 1430. Es de gran audacia el trazado de la bóveda, con
nervaduras colgantes. El retablo mayor es un interesante trabajo
renacentista, en la órbita de Felipe Bigarny; lo preside una imagen de
la Virgen, de estilo tardorrománico.
A mano izquierda según se entra se encuentra un arca de madera pintada con los
restos mortales de la reina Urraca, hija de
Alfonso VII de León y esposa del rey
García Ramírez de Pamplona.
En lugar preferente se encuentra el sepulcro de doña Inés de Osorio,
quien legó en su testamentaría cuantiosos bienes para las obras de
construcción de la catedral; al lado opuesto se aprecia una puerta
cerrada por una reja de factura románica, uno de los escasos restos que
se conservan de la antigua catedral.
Capilla mayor
A la izquierda en verde pueden verse los espacios
correspondientes a las sacristías de las capillas. En el centro está
configurada una perfecta cruz griega. Y si se observan los dos cruceros
se aprecia la cruz patriarcal.
La capilla mayor ocupa los tramos séptimo y octavo de la nave central
(nº 12 en el plano).
La edificación de este tramo se llevó a cabo durante la segunda etapa
(1426-1486) de las tres constructivas señaladas anteriormente. El
espacio en un principio se había utilizado para coro conventual. En 1519
se trasladó la primitiva capilla mayor (que estaba en lo que ahora es
capilla del Sagrario) a este lugar. Los dos tramos fueron rematados y
cubiertos a finales del siglo XV. Unos años después, en 1526 y 1527, los
hermanos Corral, artistas yeseros muy apreciados, decoraron los nervios de la bóveda, llevando la dirección de la obra el maestro yesero
Jerónimo del Corral. Quedaron las claves ricamente decoradas; en las dos centrales se muestran los escudos de los obispos
Pedro Gómez Sarmiento (1525-1534) y
Pedro de Castilla Eril (1440-1461). El triforio fue realizado por
Martín de Solórzano a finales del siglo XV.
12
Se accede a la capilla a través de dos rejas de hierro forjado realizadas por
Cristóbal de Andino,
considerado en su época como el más ilustre de los rejeros españoles,
que tenía su taller de trabajo en Burgos. La más grande de las dos da al
crucero; fue hecha en 1520 bajo el patronazgo del obispo Antonio de
Rojas y del deán Zapata. Consta de dos cuerpos, más crestería y un
crucifijo en lo alto. Tiene como ornamentación florones y los escudos de
los mecenas. La segunda reja es más pequeña y da a la nave sur, frente a
la puerta de la sacristía. Está colocada en una puerta en esviaje o
sesgada. Fue dorada por los hermanos Andrés y Alonso de Espinosa y
colocada en
1531. Consta de dos cuerpos más crestería y está ricamente adornada con los bustos de san Antolín, san Pedro y san Pablo.
En la capilla se encuentran dos
púlpitos que anteriormente estaban colocados en el zócalo de la reja del coro
13 y que se trasladaron a este nuevo emplazamiento en
1607. Son de hierro forjado, realizados por Gaspar Rodríguez en
1563. Las esculturas de los tornavoces son de
Gregorio Fernández y representan a las
Virtudes. En las paredes laterales cuelgan magníficos tapices, cuatro en cada lado. Son de los talleres de
Bruselas, de principios del siglo XVI, donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca.
La obra maestra de esta capilla es el retablo mayor, cuyas trazas fueron ejecutadas por
Pedro de Guadalupe en
1504.
El tamaño de la capilla mayor queda reducido por la construcción
anterior de la capilla del Sagrario. Es por esto por lo que,
recientemente, en la parte izquierda del crucero se ha colocado un altar
elevado sobre una tarima, que dejó inutilizada la puerta de los Reyes
pero que permite disponer de espacio suficiente para grandes
celebraciones. Sus bancos móviles se disponen hacia este altar o hacia
la capilla mayor según convenga.
Retablo mayor
Retablo mayor de la catedral.
Es el ejemplar más temprano entre los retablos renacentistas de España, hecho a imitación del desaparecido que hubo en el
Colegio de Santa Cruz de Valladolid;
circunstancia que, unida a la nómina de excelentes artistas que
trabajaron en él, lo convierten en una pieza excepcional. Fue encargado
por el obispo Diego de Deza para colocarlo en la primitiva capilla
mayor. Encargó la obra al ensamblador
Pedro de Guadalupe, entre
1504 y
1506. Trabajaron en él
Felipe Vigarny en la parte escultórica y
Juan de Flandes
pintando las escenas de la vida de Jesús. Nunca llegó a montarse en
aquella capilla, sino que se llevó a la capilla mayor nueva, la actual,
cuando en
1519 el nuevo obispo Juan Rodríguez de Fonseca decidió su traslado.
Se hicieron entonces diferentes modificaciones para que su colocación
estuviera acorde con las dimensiones del espacio. Algunas de las
pinturas y relieves se desecharon al no encajar adecuadamente en la
nueva estructura, vendiéndose algunas, como
La Crucifixión, de Juan de Flandes, que se exhibe hoy en el
Museo del Prado.
Destacan sobremanera en el conjunto las magníficas tablas de Juan de Flandes, que fueron sus últimas obras, y el
Calvario de
Juan de Valmaseda del remate; además de una
Magdalena debida a
Alejo de Vahía y el
San Antolín, obra juvenil de
Gregorio Fernández.
14
Repartidas por la catedral se conservan otras piezas que, encargadas
para este retablo, no se colocaron finalmente como estaba previsto.
Capillas radiales de la girola
Este espacio se divide en 5 tramos con 4 capilla hexagonales y una,
la central, en octógono irregular. Se proyectaron además dos tramos
irregulares a derecha e izquierda, que unen la girola con el falso
crucero.
15 De izquierda a derecha se encuentran situadas:
Capilla de san Miguel
Vidrieras de la capilla de san Miguel.
Llamada también "de san Isidro", por las dos imágenes de este santo que guarda. Preside la capilla
(n.º 6 en el plano) un retablo renacentista de buena factura, con relieves en
stiacciato de dos santos flanqueando la imagen titular, que pese al nombre de la capilla, es
san Jerónimo penitente ante el crucifijo.
Corona el retablo una pintura de la Asunción. Destacan asimismo en esta
capilla un pequeño retablo plateresco dedicado a san Roque, de escuela
palentina, mediados del siglo XVI, y un sepulcro pétreo, en arcosolio de
arco apuntado, con bulto yacente vestido con ropajes eclesiásticos.
Capilla de Nuestra Señora la Blanca
Destaca en esta capilla
(n.º 5 en el plano) la imagen de la titular, destacada escultura gótica del siglo XIV, realizada en
alabastro, gemela de la que se conserva en la
catedral de Toledo. Se aloja en un retablo muy posterior, neoclásico.
Capilla del Monumento
La
capilla del monumento actual
(n.º 4 en el plano) es la capilla central de la
girola,
de mayores dimensiones que las demás. En este espacio se reunía el
Concejo de la ciudad. Se la conoció con los nombres de Corpus Christi,
San Nicolás, Baptisterio y Santa Teresa, recibiendo el nombre actual
cuando se trasladó el altar de plata que se usa como
monumento en Semana Santa.
Presenta planta octogonal. La bóveda posee nervadura radial; del
centro de la sala parten los nervios hacia los extremos de las paredes.
En la clave de la bóveda está esculpida la imagen del
Salvador.
Dispone de tres grandes
vidrieras
de gran calidad, de tonos azulados; datan del siglo XIX. Debajo de
estos ventanales la pared está forrada de terciopelo rojo. Pero lo que
más destaca es el
monumento, chapado de plata sobredorada con
tres partes bien diferenciadas: el frontal, que se adorna con el escudo
del cabildo y dos jarrones de azucenas a los lados, el basamento, y una
gradería sobre la que se alza el expositor eucarístico. Es una buena
obra de orfebrería barroca, del siglo XVIII, obra del platero Andrés de
Espetillo.
16
La capilla se cierra con una fina verja de hierro forjado. Ésta es obra del taller de Juan Pascual e hijos, sito en
El Burgo de Osma (
Soria), como se puede observar en la inscripción de la cerradura.
Capilla de San José
Contrasta en esta capilla
(n.º 3 en el plano) la pureza de las líneas góticas de su arquitectura, con lo moderno de la decoración. Está presidida por un cuadro de
San José,
obra del pintor Jacinto Gómez (s. XVIII), enmarcado en un altar de la
misma época realizado en mármoles y jaspes de colores, todo ello de un
severo
Neoclasicismo.
Capilla de los Reyes o de San Pedro
La capilla de San Pedro
(n.º 2 en el plano) es conocida familiarmente como capilla de los Reyes, por los tres relieves en yeso que la adornan con el tema de los
Reyes Magos. Fue construida en el
siglo XIV por artistas anónimos y reformada en el XVI por los hermanos Juan y Jerónimo
Corral de Villalpando.
Se encuentra situada en la girola, ocupando el primer lugar después del
edículo, en el lado de la epístola. Es de planta hexagonal y se cubre
con bóveda estrellada.
Decoración de yeserías de la capilla de los Reyes
En el año
1548, Gaspar Fuentes de la Torre,
17
contrató la obra de reforma renacentista decorativa de la capilla con
Juan del Corral, por un valor de 1.600 ducados. Don Gaspar murió en
1550,
antes de que el Cabildo hubiera dado el permiso de patronazgo y el
permiso de obras. Sus testamentarios, Gabriel de Salcedo (arcediano de
Carrión de los Condes) y Francisco Carvajal (abad de
Husillos) consiguieron dichos permisos el
3 de diciembre de
1550. En la yesería y en la tribuna de esta capilla constan las fechas de
1551 y
1552. Años más tarde se hizo cargo del patronazgo Jerónimo de Fuentes, terminándose la obra en
1569. En la cesión del patronazgo de
1550
el cabildo hace una serie de advertencias, entre las que destaca la
obligación de mantener la advocación de san Pedro en la capilla.
Los supradichos añadidos renacentistas han llevado a esta capilla a
ser quizás la más rica de la catedral y una de las más bellas. Tras un
proceso de restauración que ha durado años, fue reabierta a principios
del año 2008.
La principal ornamentación de la capilla es el trabajo de yesería
policromada de los hermanos Corral que cubre tanto la bóveda como las
paredes, sin dejar un espacio libre (
horror vacui). En la cúpula y
dentro de medallones pueden verse a los profetas Isaías, Balaam y
David, acompañados de angelotes, escudos y grutescos. Los tres Reyes
Magos ocupan un lugar destacado, dentro de marcos individuales limitados
por columnas y en actitud de marcha. Los colores predominantes en estas
yeserías son los azules, blancos y ocres. El zócalo es de azulejos de
Talavera, detalle que se encuentra en otras capillas de la catedral.
El retablo de esta capilla es un trabajo renacentista, con la figura
del san Pedro en la hornacina principal. Es obra de entalladores
locales, siguiendo el estilo de Felipe Bigarny, aunque la
Virgen del cuerpo superior ha sido atribuida a
Juan de Balmaseda.
Edículos
Capilla del baptisterio
Ocupa esta capilla
(n.º 7 en el plano) el estrecho
espacio que permite la unión de la cabecera con el falso crucero,
presentando una peculiar forma estrecha y alargada, con escasa
iluminación. En el centro de la capilla se encuentra la pila bautismal,
obra plateresca de sencilla decoración de querubines. En el testero de
la capilla, un pequeño retablo con figuras de santos, obra renacentista
de carácter popular, de seguidores de
Alonso Berruguete.
Arco de san Martín
Es este el espacio
(n.º 1 en el plano) gemelo del
Baptisterio en la nave opuesta, y en este caso se encuentra tapiada su
salida hacia la nave al hacer las funciones de sacristía. El espacio
visible se configura como un pequeño altar-hornacina, con un relieve
alusivo a san Martín (de ahí su nombre) en el remate, y un cuadro, buena
copia del de
Tiziano conservado en el
Museo del Prado, que representa el
Entierro de Cristo.
Coro
El coro
(n.º 14 en el plano) se sitúa enfrente de la capilla mayor, a la que está unido por un espacio cerrado denominado
Vía Sacra (n.º 13 en el plano). Cierra el coro una formidable reja, del siglo XVI, obra de
Gaspar Rodríguez,
con abundante decoración de raigambre plateresca, parcialmente
policromada. Los pretiles de piedra que la sustentan muestran
inscripciones alusivas a la visita del emperador
Carlos V y el papa
Adriano VI
a la catedral en el transcurso del mismo año. El interior del coro
aparece casi totalmente ocupado por la sillería capitular, de madera
vista y estilo gótico. Los asientos y respaldos de la misma se
enriquecen con tracerías gotizantes, de diferentes diseños, según un
esquema muy sencillo. Destaca en el centro el asiento del obispo,
flanqueado de doseletes y pináculos. A la derecha según se entra,
elevado sobre la sillería, se encuentra el
órgano
catedralicio, obra de los organeros fray José de Echevarría y fray
Domingo Aguirre; la trompetería se dispone en vertical y horizontal, a
la manera hispana. La caja es obra barroca, con multitud de cabezas de
ángeles y otra serie de menudas figurillas.
Trascoro
Vista general del trascoro.
Situado a los pies del templo
(n.º 22 en el plano). El
trascoro se levanta sobre cinco escaleras y es una excelente obra del
Renacimiento español, de carácter tardogótico y plateresco,
constituyendo sin duda una de las obras maestras de la catedral. Fue
financiado por el obispo Fonseca y se sabe que en él trabajó Juan de
Ruesga hacia el año
1513.
Cuajado de doseletes, encajes de piedra y hornacinas con figuras de
santos, el trascoro se organiza a modo de suntuoso retablo pétreo,
destacando en él los relieves del
Martirio de san Ignacio de Antioquía y la
Lactación san Bernardo, añadidos posteriormente y ambos obra del escultor barroco
Francisco del Rincón. Remata el conjunto el escudo de los
Reyes Católicos,
una crestería de piedra y la estatua de san Antolín; dos puertas,
talladas en madera con minuciosos relieves, permiten el acceso al coro
catedralicio.
En el centro del trascoro se halla el
políptico de los
Siete Dolores de la Virgen, obra del maestro flamenco
Jan Joest,
quien retrata al comitente en la tabla central junto a la Virgen y san
Juan, con fondo de un delicado paisaje. Las demás tablas muestran
escenas de los
Siete dolores de María,
de quien el obispo Fonseca era gran devoto, con un refinado realismo y
excelente sentido del color. Este políptico es uno de los conjuntos
pictóricos más destacados de la pintura flamenca en España.
Enfrente del trascoro, se encuentra la escalera que da acceso a la
cripta de san Antolín, y, cercano a la misma, el excelente púlpito, de
madera sin policromar, obra de algunos de los más destacados discípulos
de Alonso Berruguete, señalándose la intervención de
Juan de Cambray y
Francisco Giralte. Los relieves que lo decoran presentan fuertes concomitancias con los de Berruguete en la sillería de la catedral de Toledo.
Capillas de la nave norte
Vista del interior de la capilla de san Jerónimo.
Capilla de San Sebastián
El elemento más destacable de la misma
(n.º 9 en el plano)
es el monumental retablo, de traza escurialense y presidido por la
imagen del titular, obra de gran calidad, probablemente debida a la
gubia de Gregorio Fernández, cuyo estilo se hace presente en los
pliegues duros y angulosos del paño que cubre al santo, en su teatral
pose y en el veraz tratamiento anatómico.
Capilla de San Jerónimo
Ornamentada
(n.º 10 en el plano) por un aparatoso retablo de madera dorada, de esbeltas columnas que recuerdan a las de los retablos de
Alonso Cano, obra de mediados del siglo XVII, destaca en el mismo un relieve con el tema de
Pentecostés, a modo de portezuela, que guarda en su interior una imagen de san Antolín con varias de sus reliquias.
Capilla de la Purísima
Retablo de traza churrigueresca, de principios del siglo XVIII, con pinturas sobre lienzo del pintor
Diego Díaz Ferreras, y presidiendo el conjunto,
Inmaculada del estilo de las de Gregorio Fernández, realizada por Mateo Sedano, discípulo suyo
(n.º 15 en el plano).
Capilla de San Fernando
Retablo de la misma época que el de la capilla anterior, aunque de
mejor arquitectura, y pinturas asimismo de Díaz Ferreras, representando
historias de la vida del rey santo. Es destacable su imagen titular, por
la curiosa iconografía, pues aparece el rey con los atributos de la
monarquía, orbe y corona, y vestido de armadura con la espada en alto.
Enfrente del retablo, sepulcro renacentista de don Álvaro de Salazar
(n.º 16 en el plano).
Capilla de San Ildefonso
Retablo plateresco de la Capilla de San Ildefonso.
La
capilla de San Ildefonso (n.º 18 del plano) fue dotada por
Alonso Fernández de Madrid, el Arcediano del Alcor, fallecido en
1559
y aquí enterrado. La capilla tiene forma rectangular, ventanal ojival,
bóveda decorada y reja de hierro forjado, todo ello obra del siglo XVI.
El retablo mayor, dedicado a
San Ildefonso, es de estilo
plateresco, obra de
Juan de Balmaseda, realizada entre
1525 y
1549 en madera dorada y policromada, y en la que también pudo intervenir
Diego de Siloé.
Se compone de sotabanco, banco, cuerpo y ático, con tres calles
verticales. En el centro del sotabanco destaca la figura de Cristo. En
el banco se representan el
Martirio de San Lorenzo, la
Adoración de los Magos y el
Martirio de San Jerónimo. El cuerpo presenta las escenas del
Bautismo de Cristo bajo un tondo representando a san Pedro, la
Imposición de la casulla a san Ildefonso en la parte central y el
Martirio de san Juan Evangelista ante portam latinam
bajo otro medallón con la imagen de san Pablo. Sorprende la cantidad de
detalles en los relieves, así como su refinada ejecución. El conjunto
se remata por un medallón con la
Piedad bello y patético, y por un
Calvario.
Son destacables también otros elementos artísticos de la capilla,
como la puerta tallada de la sacristía, junto con el frontón triangular
que la corona, representando al
Padre Eterno.
Capilla de san Gregorio
Retablo plateresco de la Capilla de San Gregorio.
Es esta capilla
(n.º 19 en el plano) una de las principales de la catedral desde el punto de vista artístico. El conjunto de retablos, sepulcro, azulejería de
Talavera, e incluso la ventana, con una de las pocas vidrieras originales que se conservan, es un excelente muestrario de arte
plateresco,
llegado íntegro a nuestros días, a diferencia de otras capillas, que
sufrieron cambios y reformas a lo largo del tiempo. En este caso,
prácticamente todo data de mediados del siglo XVI. El retablo principal
es una apreciable obra de la escuela palentina renacentista,
profusamente dorado y policromado. Se compone de banco, dos cuerpos y
ático, separados por pilastras planas con decoración agrutescada, de
esquema muy similar al de otros ejemplares de la misma escuela; el
relieve central presenta la
Misa de san Gregorio, y los de las calles laterales, diversas historias sagradas, cobijadas por veneras.
Existe un segundo retablo, de menor tamaño, dedicado a los santos doctores
Cosme y Damián,
curioso por la violenta forma de describir uno de sus milagros. Es
también obra plateresca, de cálida discreta, destacable sin embargo por
la figura de
san Matías
que se sitúa en la pilastra principal. Se trata de una bella imagen,
muy superior al resto, quizá procedente de otro retablo desmontado, y
cuyo autoría se atribuye a
Alonso Berruguete, que compone la figura con todas las características de su estilo, siendo una de las tallas más valiosas de la catedral.
Enfrente del retablo principal, un suntuoso retablo-sepulcro, del
mismo estilo que el resto de la capilla, del canónigo Juan de Arce, cuya
familia ostentó el patronazgo, y a cuya munificiencia se debe este
espacio.
Capilla de santa Lucía
Retablo plateresco de la Capilla de Santa Lucía.
La
capilla de santa Lucía (n.º 20 en el plano) se sitúa a los pies de la nave del Evangelio de la catedral, y fue realizada en el
siglo XVI. En el centro se sitúa el retablo de
Santa Lucía, de madera policromada y dorada, realizado en 1550 por seguidores de
Manuel Álvarez, e instalado en esta capilla en
1582.
Está compuesto de tres cuerpos, con numerosos relieves y esculturas. En
la hornacina central del retablo se encuentra la imagen de la santa.
Esta capilla alberga además varias lápidas de enterramiento y dos
sepulcros. En la pared oeste encontramos el sepulcro del canónigo Blas
de la Rúa Bustamante, con una escultura de la
Asunción de María, del
siglo XVII. En el muro norte se ubica el sepulcro del opispo Buenaventura Moyano con un lienzo que representa
Las Lágrimas de San Pedro, del
siglo XVII.
Por último, una reja renacentista de hierro forjado y policromado, realizada en
1579 por Juan de Vitoria cierra la capilla.
Antigua capilla del Monumento
Se trata de un espacio
(n.º 21 del plano) de forma
octogonal, añadido en el siglo XVIII al cuerpo de naves, y que se
trasdosa al exterior en forma de capilla casi exenta.
Tuvo las funciones de
relicario
y capilla del Monumento. El acceso desde la catedral se realiza desde
un amplio arco de medio punto; el interior, muy luminoso, muestra un
retablo-relicario, bóveda con
yeserías,
pinturas enmarcadas con yeserías en las paredes y el sepulcro del
canónigo Juan de Herrera, todo ello formando un interesante conjunto de
estilo
rococó.
Claustro
Aspecto de la galería norte del claustro
Se accede al claustro
(n.º 25 en el plano), que ocupa
prácticamente toda la pared lindante con la nave de la Epístola, a
través de dos portadas. Una es un diseño tardogótico, siglo XV, con arco
apuntado de arquivoltas decoradas por menuda hojarasca. En el tímpano
aparece una
Virgen en Majestad, más antigua que la propia portada, del siglo XIII.
La otra portada presenta una inusual forma en
esviaje,
en estilo renacentista, con decoración de grutescos, candelieri, etc.
Las hojas del portón están talladas con escenas de la vida de san
Antolín, por discípulos de Alonso Berruguete, señalándose el nombre de
Manuel Álvarez como posible artífice.
Las obras del claustro se iniciaron hacia 1439, a expensas de los
obispos fray Alonso de Burgos y Juan Rodríguez de Fonseca. En 1503-1505
dirigía las obras del claustro
Juan Gil de Hontañón, quien lo remató hacia el año 1516.
Se trata de un espacio cuadrado, con cuatro
crujías
techadas por bóvedas de crucería de nervios combados, de sencillo
esquema tardogótico. Los nervios apean en pilares fasciculados
ligeramente resaltados del muro. Hacia el interior del patio se abren
arcos apuntados que debieron llevar, como es usual en estos casos,
tracerías y maineles que dejaban pasar la luz. Tales arcos fueron
inexplicablemente tapiados en el siglo XVII, cerrando las galerías. En
una intervención reciente (años 1999-2000) se han vuelto a abrir los
arcos ojivales dotándolos de tracerías de diseño moderno con resabios
gotizantes.
Sala capitular
Adosada al claustro y de la misma época que éste, es una sala
(n.º 17 en el plano)
de dos tramos de altas bóvedas de crucería combadas, iluminada por tres
ventanales. Consta que trabajó también aquí Juan Gil de Hontañón, en la
primera década del siglo XVI.
Museo catedralicio
A diferencia de otras diócesis, que suelen unir el museo de la catedral al diocesano, en el caso de Palencia el
Museo Diocesano
se encuentra instalado en otro espacio, el antiguo Palacio del Obispo,
de manera que aquí se conservan solamente obras procedentes de la propia
catedral. Sus espacios se reparten entre el claustro, la sala capitular
y otras dependencias. Entre las numerosas piezas de prácticamente todas
las épocas y estilos, las más señeras son:
- Una píxide esmaltada, románica, del siglo XIII.
- Relieve del Descendimiento, de Felipe Vigarny, que lo esculpió para el retablo mayor, aunque nunca fue colocado.
- Díptico del Calvario y la Piedad, excelente pintura de Pedro Berruguete.
- Escultura de Santa Ana Triple, obra maestra de Alejo de Vahía, de hacia 1510.
- Cáliz renacentista, siglo XVI, obra de orfebres germánicos, regalado por el emperador Carlos V a la catedral.
- Los Desposorios de Santa Catalina, gran cuadro de altar obra de Mateo Cerezo, siglo XVII, muy similar a uno conservado en el Museo del Prado del mismo tema y autor.
- Custodia procesional en plata, renacentista, obra de Juan de Benavente, 1585.
- El Martirio de san Sebastián, obra firmada de El Greco, una de sus pinturas más destacadas, y sin duda la obra maestra de cuantas guarda la catedral.18
Tapices de la catedral
La catedral alberga varias series de tapices del siglo XVI de gran
calidad e importancia histórica. Algunos se hallan colocados en los
muros de la capilla mayor. La mayoría fue donación del obispo Juan
Rodríguez de Fonseca, con temas sobre el Antiguo y Nuevo Testamento y la
Salve Regina. Otros pertenecieron al Doctor Arroyo, canónigo de Palencia y magistral de
Valladolid. Proceden de los talleres de Bruselas y de los de
Marche-Crétif, que era el tapicero de
Francisco I de Francia.
Servicios de la catedral
La catedral presta una serie de servicios tales como:
- Actos de difusión cultural: publicaciones, exposiciones y conciertos.
- Archivo catedralicio, a cargo de la catedral y a disposición de los interesados y estudiosos. Dirigido por Santiago Francia Lorenzo, académico de la Institución Tello Téllez de Meneses.
- Coro infantil.
- Coral o Capilla de cantores.
- Escuela-taller, cuyo cometido es la reparación y conservación del patrimonio del templo.
- Obrador litúrgico, que tiene a su cargo la conservación y reparación de ropas litúrgicas y ornamentos.
- Asociaciones varias, entre la que se encuentra la Escuela de acólitos.
- Otros servicios: guías, cuidadores, conserjes, organista y campanero.
Otros datos
- Si se observa la girola por el exterior se puede encontrar una extraña gárgola: El fotógrafo. Data del siglo XIX: Jerónimo Arroyo,
el arquitecto palentino que se encargó de restaurar la catedral,
decidió colocarla en honor a un conocido suyo que falleció realizando
unas fotos en el tejado de la catedral. Se cuenta que el que se coloque
bajo esta estatua y pida un deseo le será concedido.
- Sobre la tumba de Inés de Osorio, patrocinadora a su muerte de la
finalización de la catedral, se encuentra un bulto yacente
representándola, con su fiel criada a los pies; ésta tiene una coleta
que según cuenta la tradición concede el deseo que se pide a quien tire
de ella, en especial concede deseos a los estudiantes para tener una
buena carrera.
- En el museo catedralicio hay un cuadro de Carlos I pintado según las reglas de la anamorfosis,
cuyo rostro es imposible de apreciar a simple vista; para verlo bien
hay que mirarlo desde un agujero practicado en el lateral del marco.
- En 1388 se celebró en la catedral la boda entre los infantes Enrique III de Castilla y Catalina de Lancáster, posteriormente reyes de Castilla.19
Existe una tradición que dice que una de las puertas de la catedral,
llamada "de los Novios" se debe precisamente a este hecho histórico,
suponiendo que fue la que utilizaron para acceder al templo. La nota
curiosa es que fueron los primeros en ser nombrados Príncipes de
Asturias, así que podemos decir que en la catedral palentina se creó el
título de Príncipe de Asturias para el heredero al trono castellano.
- La catedral recibe el sobrenombre de La bella desconocida y es, junto con el Cristo del Otero, el símbolo de Palencia.
Véase también
Notas
- Ir a ↑ Las grandes catedrales castellanas, como León, Burgos o Toledo se iniciaron en el siglo XIII; véase la obra: Apuntes Palentinos: La catedral de Palencia. V.V.A.A. Confederación española de cajas de ahorros, 1983.
- Ir a ↑ Revuelta González, Manuel (1999), La recuperación de la conciencia artística en Palencia, Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, N.º 70 , pags. 359-384, ISSN 0210-7317
- Ir a ↑ Las
excavaciones realizadas en los últimos tiempos en plazuelas y
alrededores de la catedral han puesto de manifiesto restos de
construcciones romanas que coinciden con el nivel de la cripta
- Ir a ↑ Es en este momento cuando la tradición sitúa la leyenda del rey Sancho y su hallazgo del cuerpo de San Antolín.
- Ir a ↑ La
cripta tenía otras dependencias adosadas, para servicios y otros usos,
según se ha podido constatar al levantar el pavimento con el objeto de
hacer unas reformas en la catedral y ver parte de sus cimientos.
- Ir a ↑ Quadrado, José Mª: Recuerdos y Bellezas de España (1861).
- Ir a ↑ Para la evolución cronológica y obras de la catedral consultar La arquitectura gótica en la ciudad de Palencia (1165-1516), Palencia 1989 y La catedral de Palencia, Palencia 1988 de Rafael Martínez.
- Ir a ↑ De
este arquitecto se tiene poca noticia. Se sabe que estuvo relacionado
con maese Carlín, arquitecto gótico que trabajó en Cataluña y en
Sevilla. Según el arquitecto Agapito y Revilla, su nombre como maestro
de la catedral de Palencia aparece en una lista de presos en un libro de
acuerdos del Ayuntamiento de esta ciudad. Referencias sobre este
maestro en Notas acerca de Ysambart, maestro mayor de la catedral de Palencia y Las catedrales de España de A. García Flores y J.C. Ruiz Souza, Alcalá de Henares 1977
- ↑ Ir a: a b ARA GIL, Clementina Julia, En torno al escultor Alejo de Vahía (1490-1510), Sever-Cuesta, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1974.
- Ir a ↑ El "Maestro de la Visitación" en el Museo del Prado
- Ir a ↑ Casi
siempre estos derechos consistían en poder enterrarse en la capilla y
poder dejar constancia para la posteridad con escudos familiares y otros
símbolos.
- Ir a ↑ Este maestro realizó en la misma época la bóveda del crucero.
- Ir a ↑ Allí han quedado como recuerdo las puertecillas laterales por las que se subía a la plataforma.
- Ir a ↑ Iconografía del santo en la Catedral, incluyendo esta obra
- Ir a ↑ Torres Balbás,
arquitecto y arqueólogo español, opina que se trata de una obra poco
hábil que rompe la armonía arquitectónica. Por su parte el historiador y
arqueólogo español Díaz Pinés considera que se trata de un modelo
medieval bastante difundido y que debió en este caso pertenecer a la
traza palentina original
- Ir a ↑ Andrés de Espetillo, platero
- Ir a ↑ Arcediano de Campos y abad perpetuo de Lebanza
- Ir a ↑ VVAA:Catálogo de la Exposición "Memorias y esplendores". Fundación Las edades del hombre, 1999, ISBN: 978-84-88265-86-9
- Ir a ↑ Gil González Dávila: Historia de la vida y hechos del rey don Henrique tercero de Castilla, cap. II.